¿Tiene sentido seguir trayendo alimentos de la otra punta del país o del planeta?

Desde Muhimu nos hacemos eco no sólo de las denuncias críticas sino también, de las alternativas reales y realistas que miles de emprendedores en todo el mundo están llevando a cabo. En esta ocasión os traemos una opción de consumo responsable y de proximidad que buscar traer algo de cordura a la distribución de alimentos.  La llegada de los grandes supermercados consiguió que la mayoría de los españoles olvidemos la compra de proximidad.  Los grupos de consumo existen desde hace años. No solo por seguir la corriente de los productos ecológicos que aborda a la mayoría de los que consumen este producto, sino la curiosidad de conocer a quién cultiva y el valor de los sabores que aportan.

¿Competimos o nos autocertificamos?

Los resultados en cascada de los Sistemas Participativos de Garantía (SPG) Había una vez un mundo en el que se cultivaban los alimentos y otro en el que se consumían. Para explicar al segundo las formas de producción era necesario mandar la información en cohetes, hasta que algunos habitantes de un mundo y de otro empezaron a juntarse, a hablar y a organizarse.

Aprendiendo de las empresas recuperadas

“Una empresa capitalista que se transforma en una gestionada colectivamente por los trabajadores”. Así define el director del programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires, Andrés Ruggeri, las empresas recuperadas, un fenómeno que tiene ya casi quince años de existencia en Argentina y “no es un paraíso de la autogestión ni una isla en un mundo capitalista; está integrada en el sistema”.

La minería marina, un peligro para el ambiente en Baja California Sur

"El sistema por succión que pretenden utilizar, extraerá arena de hasta siete metros de profundidad para separar el fósforo; el resto lo regresarán al mar generando una “pluma de sedimentación”, es decir, una nube de lodo y desechos con minerales tóxicos flotando en el agua. Al final de la vida útil del proyecto, Don Diego habrá extraído de esta zona 350 millones de toneladas de arenas fosfáticas."

¿Dónde están las campesinas?

De pequeña ayudaba a mis padres en el puesto que tenían de huevos en el Mercado Central de Sabadell. Iba después del colegio o los sábados. En los alrededores del mercado, siempre había aquellas campesinas con sus improvisados puestos, y esas grandes cestas con verdura y fruta fresca. Una imagen que se repetía en innumerables mercados. Han pasado los años, y éstas siguen allí. Sin embargo cuándo miramos al mundo rural, las campesinas son las invisibles de la tierra. ¿Cuántas han trabajado toda su vida en el campo y no constan en ningún lugar? ¿Qué es de las campesinas? ¿Dónde están? ¿Qué futuro les espera?

Un principio táctico básico: No nos enfrentemos al capitalismo

Es comprensible que cuando uno se enfrenta a un monstruo dispuesto a dominarnos la tentación sea volverse para enfrentarse a él cara a cara y combatirlo denodadamente. Esto valdría para describir prácticamente todas las revoluciones y movimientos de liberación habidos hasta ahora, y hay situaciones en las que no se puede evitar actuar así. Pero este no es el modo en que vamos a proceder nosotros. No vamos a enfrentarnos al monstruo consumista-capitalista. Lo que vamos a hacer es, de hecho, ignorar a muerte al capitalismo.

¿Hacia el reconocimiento de la Economía Solidaria?

De la opacidad a la emergencia En su progresiva andadura, la economía solidaria se encuentra confrontada con su reconocimiento por parte de las instituciones. Estas, de forma creciente ya no pueden o ya no quieren seguir ignorándola. El conjunto de la economía social y sus variadas familias (cooperativas, asociaciones, mutualidades, fundaciones) ya ha recorrido gran parte de este camino, no sin potencialidades, límites y contradicciones, que le ha llevado a afirmar su identidad entre el mercado y el estado. En muchos países de Europa y aun de de fuera de ella, la economía social se encuentra representada en múltiples Consejos, Comisiones y plataformas institucionales e incluso en los órganos gubernamentales. Ha conseguido romper, hasta cierto punto, el esquema de representación tripartito compuesto por gobierno, empresarios y sindicatos con el que se intentó ordenar la vida económica y social después de la segunda guerra mundial. No se trata aquí de hacer un balance de este itinerario del reconocimiento institucional, sino más sencillamente señalar que no estaría de más aprender del mismo, reflejado en el creciente número de leyes que lo canalizan, ahora que en el horizonte de la economía solidaria se abren perspectivas de afirmación institucional.