Fomento a las semillas nativas y criollas y la soberanía alimentaria
No se atrevan a tocar nuestras semillas. Queremos debate, no decreto de necesidad y urgencia
No se atrevan a tocar nuestras semillas. Queremos debate, no decreto de necesidad y urgencia
Del 20 al 22 de junio se va a celebrar en Brasil la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible, más conocida como Río +20 en base a que hace 20 años se había celebrado otra cumbre del mismo tenor y en la misma ciudad. El debate central en esta ocasión estará centrado en lo que se llama “economía verde” que defienden los países ricos, las grandes empresas y los portavoces el neoliberalismo.
El debate ambiental, cada vez más, gana y ocupa espacios de reflexión y de acción para buscar comprender los tantos cambios globales de nuestra actualidad y para preparar nuevas mentalidades y habilidades para solucionar los tantos y disimiles problemas socio ambientales y definitivamente abrirnos el camino, hacia un futuro sustentable.
Se demostró que de las posibles opciones energéticas, la nuclear no es ni segura, ni limpia y abre el debate sobre si además, es pacífica, ya que el “incidente Fukushima” está en camino de ser tan mortífero como las bombas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Pero este Tsunami nuclear, está alcanzando lejanas costas, como las estadounidenses, francesas, alemanas, suecas y belgas. Y no solamente con niveles de radicación que han aumentado, sino en el despertar de inimaginables decisiones políticas sobre el mantenimiento de las centrales nucleoeléctricas.
En la próxima ronda de negociaciones de cambio climático, a realizarse en octubre en China, negociaremos párrafo por párrafo para buscar acercamientos entre las diferentes propuestas que están ahora en el texto de negociación. El corazón de la negociación es en cuanto van a reducir los países desarrollados sus emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años para limitar el incremento de la temperatura que estamos viviendo en todo el planeta. Bolivia plantea estabilizar el incremento de la temperatura en 1º C y afirma que las reducciones de emisiones de los países desarrollados tienen que ser superiores al 50% hasta 2017 dentro de sus propias fronteras y sin mercados de carbono que traspasan su responsabilidad a los países en vías de desarrollo.
Es de cínicos ignorar a los movimientos sociales que instalaron el tema glaciar en el capitolio de las leyes argentinas, mientras “peritos” graduados ejercen investigaciones rentadas del CONICET y al día de hoy no coinciden en enunciados que apuntalen una ley de protección de las nacientes del agua, algunos al servicio de las corporaciones mineras. Son los ciudadanos agrupados en asambleas quienes ejercen el más común de los sentidos sin credenciales habilitantes, proponiendo inventariar los glaciares argentinos, de tal forma que ya se prevén análisis de imágenes satelitales y técnicos de campo para que en 180 días –exigencia de la ley que se pretende- se tengan catalogados glaciares y periglaciares en las “áreas prioritarias”. Se ha instalado la trama glaciar en todo el país, a pesar de los expertos tardíos.
El hecho de que en una plantación de maíz transgénico en monocultivo, se trate con micorrizas, fitomas, brasinoesteroides u otra sustancia no sintética, y luego se rote con soya, no le da la condición de agroecológico. La base agroecológica se alcanza desde la biodiversidad. Hay que descodificarse de los tentáculos de la revolución verde. Por la Madre Tierra, es impostergable ir a modelos que no la hieran más. No se trata sólo de las dudas, a pesar de las disímiles pruebas que aseguran los dueños de los transgénicos que se les ha hecho al maíz FR Bt1, en relación a las implicaciones ecosistémicas, que puede conllevar su explotación a gran escala a mediano o a largo plazo, con esa homogenización de ese monocultivo; sino también a la salud de animales y humanos.
La discusión enfrenta claramente a dos posiciones, los que defienden a las grandes transnacionales de semillas transgénicas y los que queremos defender los derechos y la salud de la población y del ambiente. Con este artículo queremos sintetizar los principales puntos de discrepancia existentes entre los que defienden los transgénicos y los que los cuestionamos y proponemos como alternativa los alimentos ecológicos, sanos, libres de fertilizantes y pesticidas químicos.
La prensa brasileña lo llamó “el espacio de mayor resistencia del mundo”, y allí se conjugó un sinnúmero de luchas y proclamas, abarcando todo tipo de temáticas, con manifestaciones contra los transgénicos, el Banco Mundial, el FMI, la OMC, las bases militares, el trabajo de esclavos, la agresión de Israel a Palestina, la contaminación del medio ambiente, el consumo de la carne animal, la Coca Cola, el racismo, la discriminación, la xenofobia, el IIRSA, entre otras.
El tema principal de este próximo FSM es la crisis mundial y cómo confrontarla. Una crisis de sistema, global, con múltiples aspectos que se refuerzan unos a otros. En ese sentido, el FSM debería tener el coraje de abrirse a todas las posiciones y los más diversos movimientos y sensibilidades políticas, para avanzar en el debate de una proposición alternativa.