La ciudad se mueve al ritmo de la tal civilización. Ruidos de motosierra, tala de árboles, avisos de próximas construcciones, sirenas de los bomberos veloces que intentarán apagar incendios avanzados y provocados, los ambientalistas impotentes y agraviados porque las fuerzas del universo parecieran conspirar en su contra y a favor de los festivos constructores, urbanistas y dirigentes que se regocijan con sus batallas ganadas, ganar suelo que venden a metro cuadrado como oro en polvo, son como dioses de la bolsa que saben cómo subir los precios para incrementar sus ganancias. El verbo conjugado es construir, construir y construir, el cemento es buen negocio, da buenos dividendos. Es un mundo incompleto quien sólo gire hacia el sólo dinero, éste tan sólo es medio y no fin.