Gaia se adentra en los confines de la Vía Láctea y más allá
La Agencia Espacial Europea ha lanzado la tercera entrega de datos de la misión Gaia, con información sobre más de 1.800 millones de … Leer Más
La Agencia Espacial Europea ha lanzado la tercera entrega de datos de la misión Gaia, con información sobre más de 1.800 millones de … Leer Más
Cuando Lovelock publicó la hipótesis de Gaia, provoco una sacudida en muchos científicos, sobre todo en aquellos con una mente más lógica que odiaban un concepto que sonaba tan místico. Les producía perplejidad, y lo más desconcertante de todo era que Lovelock era uno de ellos.
El árbol con el diámetro de tronco más grande es el Árbol del Tule pero, ¿y el que alcanza más altura?
Varias organizaciones y asambleas socioambientales de la Argentina, hemos acordado una acción en conjunto para el 22 de Abril de 2017, el Día de la Tierra. Para homenajear a La Pacha, en simultaneo, durante la semana previa, al 22 de Abril de 2017 (es día sábado) del 17 a 21 de Abril, cada espacio, organización, asamblea y/o vecinos autoconvocados presentara en su Municipio o Comuna, un proyecto de ordenanza que fomente y apoye a la agroecología. La acción es a nivel nacional.
En cada nuevo reporte, me doy cuenta de que la mirada astrológica no es suficiente, ha de ser superada, porque la intervención de factores energéticos de fuera de la galaxia, y, más aún, de fuera del Universo, piden atención y atraen nuestro enfoque.
Se ha publicado el primer catálogo de nuestra galaxia con más de mil millones de estrellas analizadas por el satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea. Se trata de la mayor muestra de objetos celestes hasta la fecha.
Durante los milagrosos 365 días del año, existe una luz de inconciencia gravitando en el Medio Ambiente, que tanto los niños como los jóvenes y los adultos, no son capaces de reconocer por sus propias voluntades, para alcanzar una mejor calidad de vida.
Lo que no hemos conseguido históricamente por procesos alternativos (era el propósito del socialismo), lo conseguirían la naturaleza y la Tierra.
Es vergonzoso que muchos ambientalistas de alto perfil ahora promuevan la energía nuclear como una especie ecológica de mal menor.
Con la llegada del Año Nuevo y con la partida de los Reyes Magos, el 26 de enero festejamos el Día Mundial de la Educación Ambiental, una hermosa fecha ecológica olvidada por el 99,9% de los hombres y de las mujeres, que recordaron con alegría el arribo del Año Nuevo, y que recordaron con tristeza el éxodo de los Reyes Magos.
La perversa realidad ambiental que confrontamos a diario, refleja el caos supremo de la implacable Sociedad Moderna, la cual se halla ardiendo en su máximo punto de ebullición. Nos quemamos en el fuego sagrado del ecocidio, para que el agua contaminada que intoxica la paz de los océanos, siga polucionando el viento que respiramos en el corazón de la Amazonía, y así los legendarios pulmones de Gaia se desangren en un llanto a blanco y negro.
El contexto de este nuevo siglo, tan cambiante, tan rápido, tan complejo, tan estresante, sin tiempo y con mucha tecnología está marcando la pauta de nuevas conductas, la incorporación de nuevos hábitos y competencias, pero, ¿hacia dónde se dirigen los nuevos comportamientos y para qué?. Esta respuesta no es fácil y depende desde el contexto en que se analice.
Si bien se consideran fuentes verdes, limpias y amigables con el Medio Ambiente, el uso de las energías alternativas a escala global sigue siendo un gran dilema, para los ciudadanos que coexisten en la vertiginosa Sociedad Moderna. Ellos viven presos en un cortocircuito generado por el abuso del consumo eléctrico, que se niega a emprender un cambio de mentalidad ecológica a favor del saturado planeta Tierra.
En el lejano año 2000, los 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron un total de ocho propósitos de desarrollo humano, enmarcados dentro de los Objetivos del Milenio que proyectaban al esperanzador 2015, como el margen de tiempo idóneo para consolidar las metas fijadas, que abarcaban la lucha contra el analfabetismo, la hambruna, la violencia de género, la insalubridad, el daño ambiental y la mortalidad infantil.
Cada año se pierden 14 millones de hectáreas de bosque, porque la deforestación es el gran negocio del siglo XXI. Un tercio de la comida mundial es desperdiciada, para que los alimentos nunca lleguen a las manos del aguerrido pueblo africano. Las emisiones globales de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles, se elevaron hasta un 60% en comparación con los niveles de 1990. Y el descomunal uso del agua utilizada por el sector agrícola del Mundo, deja una huella hídrica anual que contamina gravemente los ecosistemas y fortalece la desertificación de los territorios.
Vivimos en un Mundo que se construye mediante la destrucción de los entornos naturales que albergan los tesoros benditos del planeta Tierra. Detrás de los centros comerciales, restaurantes de comida rápida, tiendas por departamento, complejos agroindustriales, edificios corporativos, autopistas vehiculares y demás proyectos urbanísticos, se esconde la despiadada aniquilación de los bosques, junglas y selvas que yacen en nuestros territorios.