Si nos vamos a arrugar que sea de tanto reír

Dicen que las arrugas nos recuerdan el lugar en el que han estado las sonrisas. Por eso, cada pliegue de nuestra piel puede ser el reflejo de una alegría inesperada que probablemente ni siquiera recordamos pero que nos solucionó la vida en los momentos más difíciles.

Las guerras climáticas ya están aquí

Millones de refugiados se agolpan a las puertas de Europa poniendo a prueba nuestros valores más preciados de solidaridad y equidad. Es todo un aviso para navegantes sobre los peligros del futuro que nos espera. Cuando una sociedad humana se siente amenazada tropieza con la disyuntiva de elegir entre la libertad y la seguridad, es muy probable que se opte por la segunda opción autoritaria. En la respuesta que demos a este dilema práctico corremos el riesgo de suspender los principios morales más apreciados en nuestras acomodadas sociedades democráticas. Las libertades pueden tirarse al basurero cuando se percibe que los refugiados constituyen una amenaza a la propia seguridad.

Cuando se destruye el medioambiente, las sociedades colapsan

Existe un interesante estudio realizado en 2009 por científicos de la NASA en el que se analizaron los motivos de la caída de los mayas sirviéndose de datos extraídos por satélite, a través de modelos climatológicos y de hallazgos arqueológicos, también a través del análisis del polen de sedimentaciones marinas. El resultado fue que el polen de los árboles había desaparecido prácticamente por completo en la época del declive. En su lugar sólo se encontró polen de mala-hierba. Dicho con otras palabras: la región había sido desforestada prácticamente por completo. Sin embargo no a causa de una catástrofe natural.

Pobreza, cambio climático y guerras ambientales

La demanda de recursos excede la capacidad biológica del planeta en un 20%. El cambio climático, la disminución en la producción de alimentos o en la disponibilidad de agua dulce, las migraciones forzadas, las inundaciones o el riesgo de desertificación conducen a un aumento de los conflictos, calificados como “ambientales”. Las guerras ambientales se han convertido en una categoría específica de análisis. El discurso de Obama en la Academia Militar de West Point (mayo de 2014) relacionaba el cambio climático con la seguridad nacional. Gran Bretaña también abordaba la cuestión en el documento “Tendencias y Estrategias Globales (2007-2036)”. Libros como “Batallas constantes”, del arqueólogo Steve LeBlanc; “Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI”, de Harald Welzer; o “Los conflictos sociales del cambio climático”, de Pablo Cotarelo ahondan en el asunto.

¡Sólo la ecología puede parar las guerras! Reportaje a Vandana Shiva

¡Sólo la ecología puede parar las guerras! -sonríe-, porque las guerras se hacen por recursos naturales: petróleo, minerales, agua… Y si alguien no respeta la tierra, la naturaleza, tampoco puede respetar los derechos humanos. Todo el mundo tiene derecho a los recursos naturales. La ecología, y sólo la ecología, puede parar las guerras.

Por el Cambio climático, más guerras y violencia

El cambio climático provocará violencia. Un estudio dirigido por prestigiosas universidades de EEUU indica que el cambio climático aumentará los crímenes y las guerras, aumentando la violencia a nivel mundial. Las consecuencias del cambio climático serán especialmente dramáticas en las regiones menos responsables de su aceleración.

Obama: la guerra y el desarme moral de Estados Unidos

Una de las lecciones que los halcones norteamericanos aprendieron luego de la derrota sufrida en Vietnam es que el control del frente interno -es decir, la orientación de la opinión pública en la retaguardia- puede llegar a ser tan determinante como la fuerza del aparato militar que se despliegue en el teatro bélico. De ahí que desde entonces la industria cultural estadounidense se haya dedicado -salvo honrosas y marginales excepciones- a “re-educar” a la población para que conciba a las guerras de rapiña que conduce el imperio como heroicas cruzadas destinadas a perseguir a monstruosos terroristas.

Seis pasos, ¡estúpidos!, para reconstruir el Mundo

Una utopía que podría convertirse rápidamente en realidad, ya que no hay ley natural que lo impida. La decisión se ve dilatada sólo por nuestra infinita estupidez. No existe nada más que la decisión humana, interponiéndose entre la crítica y desastrosa actualidad que vivimos miles de millones de personas y que amenaza a todo ser vivo sobre el planeta, y una realidad totalmente diferente, que podría ser posible.

El agua de los ríos

La necesidad del agua para el planeta, para la sobrevivencia de cualquier tipo de vida pero en especial para el ser humano, plantea la necesidad de garantizar el acceso a toda la humanidad. El agua dulce será el motivo de muchas guerras en el mundo por disputarse su acceso y control.