Hay surcos que guardan en su misterio la belleza del paso del tiempo y de las alegrías vividas los años. Nuestras sonrisas arrugan nuestro rostro y pliegan nuestros ojos, ejerciendo un gran poder y forjando a su vez una mirada limpia y noble que nos llena de bondad. Así, la belleza envidiable es aquella en la que reposa plácidamente la serenidad.
Esta se hace eco de lo ilimitada que es nuestra capacidad de sentir, aceptar y disfrutar de nuestras emociones.
“Déjenme todas las arrugas. No me quiten ni una. He tardado toda una vida para procurármelas”.
Anna Magnani a su maquillador antes de cada rodaje
Lo importante no es sumar años de vida, sino vida a los años Nuestro presente ha sido sembrado con las semillas del pasado.
Por esta razón y dado que ya no podemos hacer retroceder las manecillas de nuestro reloj, es el momento de convertir nuestro presente en un buen futuro.
Solo nosotros podemos lograr vivir en plenitud, cuidarnos y disfrutar de cada día, siempre y cuando sea a nuestra manera.
Somos los responsables de lidiar con nuestras propias guerras y ponerle entusiasmo a nuestras andanzas.
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La mente es Maravillosa