Jirira, Coquesa, Aike: rastros y hallazgos

Ningún desierto se asemeja a otro, y éste del que anoto, es uno de los más extravagantes que existen en toda la Tierra. Es blanco, como la Antártida es blanca, y fue el antiguo lecho de un mar interior, un pedazo de Pacífico que quedó atrapado cuando se elevaron las cordilleras. El agua seca se cuajó en sal pura, y es tal la cantidad que el salar resultante es más grande que la isla de Jamaica o como Bélgica partida en dos. Un país de sal congelada, dura como la injusticia, brillante como cien lunas juntas.

Uru Chipayas, Ayoreos, Toromonas y demás pueblos pequeños

Nadie sabe acerca del origen de los Uru Chipayas. Pero yo me lo imagino algo así: vinieron desde lejos, desde el norte, desde un pasado insondable, empujados o corridos por otros pueblos, más numerosos, más poderosos. El ahora continente americano se iba poblando, de a poco, en sucesivas oleadas migratorias, y los Uru Chipayas fueron conociendo selvas y eriales, llanuras y costas marinas, hasta que un día vieron a lo lejos una inmensa cordillera de picos nevados, de nieves eternas. Y se fascinaron, se sintieron imantados por esa presencia colosal, y sintieron todos que debían acudir hasta allí, debían ver esas montañas, debieron sentirse amparados por ellas.

Recuerdo de la selva de los Tacanas

Es tan feliz lo que voy escribir que no sé por dónde empezar…Si por las aguas calientes del río que te agasajan cuando acudes y las navegas con ese fasto que sólo atesoran los ríos. Si por los niños que se crían a caballo y uno los sueña siempre rebeldes, siempre libres, siempre niños.

El retorno de los chunchos

“Vienen los chunchos, vienen los chunchos” –era el grito de alerta y espanto que circulaba de boca en boca desde las “chunchu apachetas” o “miradores del chuncho” que todavía resisten en la memoria de los pueblos viejos, aquellos que están colgados entre las nubes y los contrafuertes de la precordillera andina. Sin embargo, siempre hay una historia dentro, debajo o detrás de la historia, siempre hay otra historia.

Peru – Bolivia. Bandidos en la frontera

Ya está completa la fórmula para entender lo sucedido en el camino a Apolo: el auge de la extracción del oro ilegal en Bolivia, otra de las dimensiones productivas del capitalismo andino, es aprovechado por otro componente socio-cultural de los escenarios históricos y mundiales donde hubo y hay fiebres del oro: los ladrones. Lo mismo da La Rinconada que el Klondike. Que haya un límite internacional en el medio, no es ningún problema. Si hasta la policía peruana –que se jacta de haber vencido a SL- reconoce que no hay control para la estampida de ilegalidad y violencia.

Un camino hacia la protección de los pueblos indígenas en aislamiento de Bolivia

La realización de un encuentro en la ciudad amazónica de Cobija, los pasados 7-8 de diciembre de 2011 para analizar y evaluar la problemática y establecer un plan de acción en torno a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento y en situación de extrema vulnerabilidad de la Amazonía y el Gran Chaco, se revista de una inusual trascendencia histórica, ya que es ahora cuando esos derechos o son conocidos, asumidos y respetados por todos o serán el paradójico epitafio para más de una docena de pueblos que hoy habitan en el territorio nacional y que sustancian –de manera decisiva, nutriente y raigal-, lo que hoy se denomina Estado Plurinacional.

Amazonía: pasado y presente

El discurso sobre las selvas continentales como territorios vacíos, sin pasado, sin ley, sin límites, agujeros negros cartográficos y colmados de riquezas reales o imaginarias y cuantiosos recursos naturales, justificó todas y cada una de las invasiones, intervenciones, saqueos y rapiñas que ha venido sufriendo la floresta desde el ya lejano siglo XVI hasta el presente. Cuesta digerir el hecho que en pleno siglo XXI este pensamiento siga guiando las políticas de estado de los países de la cuenca, aliados a las trasnacionales extractivistas y a las potencias imperialistas. De proseguir esta praxis suicida, no quedará en pie un solo árbol en medio siglo por venir.

La solución final

Imaginen lo que alguien publicó: que el lugar donde viven “los TIPNIS” , o sea la selva del TIPNIS, está lleno de bichos (mosquitos, boros, larvas de mosca, parásitos de los ríos, arañas, chulupis, hormigas, serpientes y tigres). Es algo inconcebible: ¡cómo se puede vivir así? Tienen razón los que dicen que esta gente vive para la mierda. Habría que considerar dónde meterlos: un museo, una caja, un barrio en la periferia de Santa Cruz o de Buenos Aires o Miami –mejor Miami, de una vez; Obama puede pagar los pasajes-, un cementerio, una jaulita, una página web.

Una victoria de la VIII Marcha Indígena

Un hecho irreversible de dimensiones altamente positivas y esperanzadoras que ya produjo el heroico sacrificio de los hermanos que dieron y siguen dando vida a la VIII Marcha Indígena en defensa del TIPNIS y de todos los territorios indígenas es haber visibilizado la existencia y la necesidad de ejercicio y cumplimiento de los derechos para los pueblos y/o segmentos de pueblos indígenas más vulnerables que habitan en las tierras bajas de Bolivia.

Oscar, cazador americano

En La Paz, tal vez porque no hay monos, y no hay selva y no hay ríos grandes, no entienden que construir una carretera por el medio de los territorios indígenas como el TIPNIS no sólo es acabar con los monos sino con la vida misma de seres como Oscar o Lucas; no sólo es acabar con los monos sino con los últimos cazadores americanos como los Yuquis; no sólo es acabar con los monos sino con los últimos hombres que no han roto el Vínculo, el lazo, el amor profundo –ese que está más allá del bien y del mal, más allá del dolor- con la Madre Tierra.

Nacer Araona

Imaginate, sólo por un momento, un juego de roles brutal, digamos: real. En vez de ser quien sos, en vez que los gobiernos, los bancos, las universidades, los acuarios dónde vas a ver pececitos, los supermercados, los cines, las corbatas, los casinos, Big Brother, la ONU, Old Parr y Mac Donald´s te protejan, en vez de ser quien eres, no: naciste araona. Imaginate Araona –un pueblo originario “en vías de extinción” (como afirman los burócratas y los intelectuales) que habita un territorio entre los ríos Manupare y Manurimi, en la Amazonía boliviana. Desearías que nunca te hubiera sucedido lo que en verdad sucedió, está sucediendo.

El río se defiende, el río no se rinde…

Un homenaje al río Manutata, Amarumayu, Madre de Dios… el puente Billinghurst, con fisuras y paralizado. Que el primer gran puente sobre un río mayor de la Amazonía Sur, se fisure y deba ser desmontando es un símbolo de la resistencia que la naturaleza y sus defensores –para empezar, los hermanos indios de la zona de influencia del río- oponen a esos planes de penetración del capital a las selvas sudamericanas, planes que como ya denunciamos sólo significan el principio del fin de los bosques y la consumación del acto final del genocidio que persigue desde hace cinco siglos a los pueblos indígenas de la Amazonía.

Sydney Possuelo lanzó una carta abierta ¡Los pueblos indígenas aislados de la Amazonía deben vivir!

Possuelo denuncia en su carta que “en los últimos cinco años, he visto intereses para sacar a los aislados de sus tierras y permitir así la invasión de empresas petroleras o mineras; he visto cómo se firman decretos y otorgan concesiones para explotar recursos naturales en zonas donde habitan estos seres humanos; he visto indígenas muertos o perseguidos por defender sus derechos; he sentido que seguimos considerando a la Amazonia y a los indígenas como un obstáculo a las estrategias de desarrollo, como la que encarna la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana”.

IIRSA y los pueblos indígenas aislados y vulnerables. El Puente Billinghurst y la Interoceánica: punto de no retorno para el genocidio y la devastación de la Amazonía

Cuando se terminen las obras de construcción del puente Billinghurst sobre el río Madre de Dios y con ello se culmine la construcción del llamado Corredor Vial Interoceánico Sur Perú-Brasil, la historia sudamericana cambiará para siempre. Finalmente, el más vasto plan de recolonización capitalista de Sudamérica, de asalto a sus recursos naturales al servicio de las trasnacionales y el empresariado podrá exhibir una anhelada y primera gran victoria sobre la geografía, la naturaleza y los pueblos, inaugurando por primera vez en la historia una carretera de más de 5000 kilómetros con puentes que aguantan hasta 60 toneladas de peso y que permitirán el flujo permanente de inversiones y mercancías de un océano a otro, y la consecuente apertura irreversible del espacio amazónico al mercado mundial.

Avatares

Habrá que estudiar qué influencia puede tener esta cinta en la toma de conciencia de la necesidad de no agredir más ni a la naturaleza ni a los pueblos indígenas. En realidad, supongo que no tiene ninguna o que su influencia durará hasta que las multitudes vuelvan a ser narcotizadas con otros Titanics y otros Terminators. Es, no lo dudo, una película hipócrita: hasta ganan los indios. Y los indios, así como muestra la ficción, no ganaron nunca. Siempre han terminado siendo humillados, asesinados, esclavizados. Los pueblos de la selva siguen siendo avasallados en sus derechos, sus aldeas siguen siendo quemadas y sus tierras, despojadas o amenazadas.