¡Ríos para la vida, no para la muerte!
Comunicado del Movimiento Ríos Vivos Antioquia ante la decisión de EPM de cerrar las compuertas de casa de máquinas Hidroituango matando el río … Leer Más
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La Agencia Medioambiental de Brasil (IBAMA) anunció ayer la cancelación de la licencia para la construcción de São Luiz do Tapajós (SLT), una mega represa que hubiera estado ubicada en uno de los últimos tres grandes ríos que fluyen por el Amazonas brasileño. Sin esta licencia, el proceso de aprobación de la mega represa no puede avanzar.
Al atardecer en el río Tapajós, uno de los principales afluentes del Amazonas, los indígenas mundurukú reinician el ritual de la pesca en esta cuenca brasileña rica en peces, su tradicional alimento. Pero el “espíritu del mal”, como llaman en su lengua a la hidroeléctrica “Sao Luiz Tapajós”, podría dejarlos huérfanos.
La historia social y ambiental de las Amazonas Brasileñas por los últimos cuatro años ha estado gobernada por finalización de monumentales proyectos de infraestructura, especialmente en transportación y generación de energía. A través de los años, investigaciones sobre la operación del sector energético ha traído a la luz el impacto en el ambiente y como afecta a la población que vive dentro de su órbita.
América Latina posee 30 por ciento de los recursos hídricos mundiales, pero no se salva de los problemas derivados de su desigual distribución y de las alteraciones climáticas, que ya amenazan el suministro de agua para la agricultura, que se prevé que se agudice en las próximas décadas. Todo agravado por una deficiente gestión del líquido vital.
El etnocidio, la nueva acusación contra la central hidroeléctrica Belo Monte, realza dimensiones más profundas de los conflictos y polémicas desatadas por los megaproyectos en construcción o planificados para la Amazonia brasileña.
Cada año, flotas de aviones, barcos, camiones y trenes, así como miles de kilómetros de tuberías y ductos, transportan miles de miles de toneladas de minerales, madera, petróleo, gas, productos agroindustriales, agrocombustibles y muchísimas otras “materias primas” extraídas, en su mayoría, de los territorios del Sur global para ser consumidas en el Norte.
En Brasil agua y electricidad van unidos, así que dos años de lluvias escasas dejaron a decenas de millones de personas al borde del racionamiento hídrico y energético, fortaleciendo los argumentos contra la deforestación de la Amazonia.
El responsable del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Beni, Luis Philipps, denunció que la represas de Jirau y San Antonio convertirán tierras de Riberalta, Guayaramerín y Puerto Siles en pantanales. El Gobierno lleva adelante un estudio.
Al iniciar el descenso en avión hacia la ciudad de Altamira (Pará, Brasil), la oscuridad de la noche se interrumpe por las fuertes luces de los canteros, ubicados a pocos kilómetros de esa ciudad, y donde se realizan las obras de construcción de la represa Belo Monte. Desde ese momento, el panorama se torna desolador.
Por decisión e interés del gobierno brasileño, está en la mesa de discusiones entre Bolivia y Brasil el proyecto de construcción de represas hidroeléctricas en la cuenca del río Madera, un proyecto que empresas brasileñas desean implementar desde hace veinte años, pero que no ha podido superar la oposición bien fundada de organismos y agrupaciones sociales de ambos países.