¿Cómo está y qué pasará con el nuevo iceberg de la Antártida?

A-68, el nombre aprobado por la NOAA para el nuevo iceberg, que ESA denomina Behemoth, tuvo un pequeño desprendimiento en su extremo norte, por lo que las secciones resultantes podrían denominarse A68a y A68b, posteó este viernes el glaciólogo Adrián Luckman en su cuenta de twitter.

Con 6,000 km2, equivalente a 4 veces más que la ciudad de México, el nuevo iceberg, con más de un millón de toneladas según el proyecto MIDAS, tiene expuesto sobre el mar sólo el 10% de su volumen, reportó la misión CryoSat de la ESA.


El iceberg A-68 se fragmentó en las secciones que podrán llamarse A68a y A68b. (Imagen: Suomi NPP/VIIRS)

Noel Gourmelen, de la Universidad de Edimburgo, dijo: “Usando información de CryoSat mapeamos la elevación del hielo sobre el océano y hemos calculado que el eventual iceberg tendrá unos 190 m de espesor y contendrá aproximadamente 1,155 kilómetros cúbicos de hielo”, y agregó que “la profundidad bajo el nivel del mar podría ser de hasta 210 m“.

Peligros para el tráfico marino

Aunque es común la formación de icebergs en la Antártida, el gran tamaño de A-68 requiere que su camino a través del océano sea monitoreado por su posible peligro para el tráfico marítimo.

Sentinel1 y CryoSat realizan la vigilancia del movimiento y los cambios del nuevo iceberg conforme se aleja de la plataforma de hielo, cuya evolución para los especialistas aún es incierta.

El gran bloque de hielo podría partirse en pedazos total o parcialmente. Completo o en fragmentos sería arrastrado por las corrientes oceánicas hacia el norte, y podría llegar a las Islas Malvinas. Si este fuera el caso representaría un peligro para los buques en el Paso de Drake, según la misma fuente.

Anna Hogg, experta en observaciones satelitales de la Universidad de Leeds (Reino Unido), por su parte dijo a la BBC que el movimiento de los icebergs depende de los vientos de la atmósfera, las corrientes oceánicas que empujan al bloque de hielo que está bajo la superficie del agua”, pero también por la forma del lecho marino.

Elevaciones como algunas pequeñas montañas en el lecho marino “pueden ser lo suficientemente altas como para hacer que el témpano permanezca en el mismo sitio por un tiempo”, dijo Hogg.

El largo viaje del iceberg A-68

Si no existiera algo que lo detenga, “comenzará a viajar alrededor del continente antártico, impulsado por la corriente costera que gira en sentido contrario a las agujas del reloj y está presente durante todo el año”, agregó la experta.


Rutas en sentido horario opuesto que siguen los icebergs en la Antártida. (Imagen: ESA)

Cuando llegue a la punta de la Península Antártica, “continuará viajando hacia el norte, en dirección al Pasaje de Drake, donde se irá disipando”, en un proceso de deshielo que puede tomar meses o años, explicó Hogg.

Los glaciares grandes que se mueven a la deriva según las condiciones climáticas y marítimas, pueden terminar en la plataforma de hielo que rodea la isla de Georgia del Sur, a 1,390 km al sureste de las Islas Malvinas.

Cuando llegan ahí forman gigantescos volúmenes de agua dulce con dramáticos impactos que pueden llegar a alterar los ciclos de alimentación de la fauna local, como pingüinos, focas y aves.

El agua dulce de los icebergs “cambia las corrientes en la plataforma porque cambia la densidad del agua de mar. Y también baja la temperatura del agua”, lo que puede obstruir el flujo de alimentos para la fauna de la isla, dijo el oceanógrafo Mark Brandon, de la Universidad Abierta en Reino Unido a la BBC.

En cualquier caso, según los expertos el iceberg no representará peligro alguno para las zonas habitadas, ya que al moverse hacia el norte se irá fragmentando y cada pedazo tomara direcciones diferentes.

Pero si podría poner en peligro la navegación de los cruceros turísticos que durante el verano antártico cruzan por el Paso de Drake, en especial si se mueve a la deriva en fragmentos de menor tamaño ocultos bajo la superficie oceánica, pues cuando los bloques de hielo son grandes es fácil verlos a la distancia.

Y luego qué

Científicos del Colegio de Ciencias de la Universidad de Swansea estimaban a principios de año que “la pérdida de una pieza de una cuarta parte del tamaño de Gales dejará toda la placa vulnerable a la futura ruptura”.

Esto debido a que “Larsen C tiene aproximadamente 350 m de espesor y flota en los mares al borde de la Antártida Occidental, frenando el flujo de glaciares que se alimentan en él”.

El nuevo iceberg redujo la plataforma Larsen C en un 12%, cambiando el paisaje de la Antártida para siempre, dijeron este martes Martin O’Leary y  Adrian Luckman del Proyecto MIDAS.

Agregaron que “el resto de la plataforma de hielo naturalmente se regenerará”, aunque han demostrado que la nueva configuración es potencialmente menos estable que antes de la grieta”, y del “riesgo de que Larsen C pueda eventualmente seguir el ejemplo de su vecino, Larsen B, que se desintegró en 2002” después de un evento similar en 1995.

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