Kelly Reynolds, investigadora de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, recuerda en un articulo publicado en la revista Time que la mayoría de los gérmenes, particularmente los mohos que provocan infecciones cutáneas o respiratorias, así como otros microorganismos que causan resfriados, gripe o gripe estomacal, resisten a los ciclos de lavado aunque la temperatura del agua sea muy elevada.
En cambio, los gérmenes no sobreviven a las altas temperaturas de la secadora durante ciclos de al menos 28 minutos. Tampoco resisten a los rayos ultravioleta del sol porque la luz solar tiene propiedades desinfectantes.
Un gramo de materia fecal contiene millones de virus y al menos una décima de gramo se queda en la ropa interior a pesar de limpiar la zona tras defecar.
Además, los gérmenes se propagan de una prenda a otra en el 90 % de los casos y muchos de ellos se quedan en la lavadora. Por eso, Reynolds aconseja lavarse las manos después de manipular ropa sucia y desinfectar de vez en cuando la lavadora con lejía.
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