¿Por qué las aves comen plástico? Nuevo estudio lo responde

“Si huele a comida, y parece comida, debe ser comida, ¿verdad?”, fueron las declaraciones del equipo de investigadores de la Universidad de California en Davis, al analizar los vientres llenos de plástico de las aves y publicar su estudio el 9 de noviembre.

Son muchos los estudios que han demostrado que las aves, peces y otros animales marinos comen plásticos. Estos desechos causan irritación o daño al sistema digestivo, y “si se mantienen en el intestino en lugar de pasar, el animal puede sentirse lleno (de plástico y no de alimentos) y esto lo conduce a la desnutrición o al hambre”,  destaca la Agencia Oceanográfica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos en sus registros.

Ahora se sabe que en realidad lo que está engañando a las aves para que se tienten a comer estos desechos, es una señal olfativa. La Universidad de California en Davis destacó que estos hallazgos podrían también explicar lo que está sucediendo con otras especies, incluyendo las tortugas marinas.

“Los desechos plásticos marinos emiten el olor de un compuesto sulfuroso, que algunas aves marinas han confiado durante miles de años que les está diciendo dónde encontrar comida”, dice el estudio desarrollado por Matthew Savoca y el profesor Gabrielle Nevitt.

Esto además estaría explicando por qué las aves más afectadas son las que tienen un olfato más agudo para cazar, como por ejemplo las aves marinas con nariz tubular, entre ellas los petreles y albatros.

Primero que todo los investigadores Savoca y Nevit plantearon que los animales debían tener una muy buena razón para las decisiones que toman y descartaron que comer plásticos se tratara de un simple error.

“Si queremos entender realmente por qué los animales comen plásticos en el océano, debemos pensar en cómo los animales encuentran sus alimentos”, señaló Matthew Savoca.

Luego decidieron poner mallas rellenas de tres tipos de plásticos, cuidando que no se esparcieran en el mar, y las ataron a las bollas frente a la costa de California. Una tenía polietileno de baja densidad, otra polietileno de alta densidad y la tercera polipropileno. Los científicos expusieron estos plásticos al océano durante tres semanas.

El análisis químico les permitió corroborar que los plásticos recolectados en el mar apestan a un compuesto de azufre sulfuro de dimetilo (ASD), que normalmente es liberado por las algas, ya que éstas los van cubriendo.

Años atrás el departamento de Neurobiología de esa universidad, junto a Gabrielle Nevit, estableció que el ASD atrae a las aves de nariz tubular.

“El ASD se libera cuando las algas son comidas por las especies marinas como el krill, que son una de las comidas favoritas de las aves. Por lo tanto, aunque las algas no huelen a la comida en sí, huelen como una comida que se está comiendo, lo que equivale al sonido de la campana de la cena, en la versión para las aves”, explicó el profesor.

Los petreles, y aves similares, no han sido muy estudiados ya que sus madrigueras son difíciles de alcanzar, y allí crían a un solo polluelo. Ahora se sabe que “consumen mucho plástico”, y no por un error casual, sino por una acción del ser humano, que está llevando a las especies a la extinción.

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