Un clima cambiante plantea amenazas para las comunidades de aves en toda Europa y América del Norte al alterar sus hábitats, por ejemplo, a través de cambios en los patrones estacionales que dan como resultado la pérdida de sus fuentes de alimento.
Sin embargo, no todas las comunidades de aves se han visto afectadas por igual: a las comunidades de aves con especies más diversas que ocupan varios nichos les ha ido notablemente mejor durante el último medio siglo que a las aves en comunidades funcionalmente más simples, dicen los científicos.
Se llegó a esta conclusión después de examinar casi todas las especies de aves de América del Norte en función de los cambios en la composición y diversidad de su comunidad durante las últimas cinco décadas.
Sus resultados fueron muy precisos: las comunidades de aves con una mayor riqueza de especies y una mayor variedad de comportamientos han cambiado menos drásticamente frente al cambio climático.
“Por ejemplo, si una comunidad contenía aves de rapiña, insectívoros y comedores de semillas en lugar de aves de un solo gremio de alimentación, estaba mejor protegida contra los impactos negativos del cambio climático”, explica Emma-Liina Marjakangas, investigadora de la Universidad de Helsinki que lideran la investigación.
La diversidad como amortiguador contra el cambio climático
La razón de esto es que la diversidad de especies “funciona como un amortiguador contra los impactos negativos del cambio climático, especialmente durante el invierno; es decir, la temporada que ha mostrado el calentamiento climático más fuerte en todo el hemisferio norte”, señalan los científicos.
Durante la temporada de reproducción, agregan, la biodiversidad jugó un papel menor, probablemente porque las comunidades de aves cambian más rápido durante el invierno que en el verano. Esta diferencia entre el invierno y el verano probablemente se amplíe a medida que se acelere el cambio climático, dicen los expertos.
“Es importante destacar que nuestros resultados sugieren que las comunidades de vida silvestre funcionalmente diversas pueden mitigar los efectos del cambio climático al obstaculizar los cambios en la variabilidad del nicho térmico, lo que subraya la importancia de abordar juntos las crisis climática y de biodiversidad”, escriben los expertos.
Las comunidades de aves ayudan a mantener los ecosistemas
Las comunidades de aves funcionalmente diversas ayudan a mantener los ecosistemas al dispersar semillas de plantas, controlar las poblaciones de insectos e incluso polinizar plantas con flores.
“El cambio climático reorganiza la composición de estas importantes comunidades de aves y, por lo tanto, amenaza su capacidad para proporcionar servicios ecosistémicos”, señalan los científicos.
“El hábitat y los alimentos disponibles determinan la flexibilidad de una especie para cambiar sus áreas de reproducción e invernada”, dice Aleksi Lehikoinen, experto de la Universidad de Helsinki.
“Por ejemplo“, agrega Lehikoinen, “las especies de pastizales han cambiado su distribución hacia el norte más lentamente que los paseriformes de bosque, como el petirrojo americano, o los generalistas de hábitat, como la paloma torcaz“.
Una conclusión clave del estudio, enfatizan sus autores, es que las crisis climática y de biodiversidad deberán ser “mitigadas simultáneamente para evitar efectos multiplicadores“.
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