En asociación con la cooperativa de crédito canadiense Vancity, Visa ha lanzado un programa que permitirá a los usuarios de tarjetas de crédito conocer cuánto carbono producen a través de sus compras y pagos. La iniciativa busca crear mayor conciencia de los hábitos de sus usuarios, cada vez mas preocupados de su impacto ambiental.
Para tal fin, ambas entidades se apoyan en la tecnológica alemana Ecolytiq, plataforma especializada en mensurar la huella de carbono de los productos y servicios adquiridos.
El interés de la comunidad por cambiar
Una investigación de la plataforma de banca abierta Tink, reveló que el 62 % de los encuestados de edades comprendidas entre 18-34 años, desean poder hacerle seguimiento a su huella de carbono a fin de minimizar su impacto.
Al mismo tiempo, un 53 % de los miembros de la generación Z manifestó su interés en utilizar un servicio que les sugiriese formas de cambiar sus hábitos de consumo, para reducir y neutralizar su huella de carbono. Un interés que ha tocado a diversos sectores de la economía en México.

Entre estos tenemos la transición energética en vehículos de combustión por eléctricos, tras demostrarse que un 25 % de las emisiones contaminantes del país proviene del sector transporte. Se espera que la venta y uso de vehículos eléctricos crezca un 30 % en México siguiendo la tendencia marcada por Estados Unidos, su principal socio comercial. Aunque primero se deberá crear la infraestructura de carga para estas unidades, si se desea fomentar su uso.
En cuanto a entretenimiento, tenemos al sector del casino, que ha demostrado una marcada inclinación hacia la modalidad online, lo cual también ayuda a reducir nuestra huella, con un crecimiento interanual del 5,1 % en la región. 65 % de los usuarios convienen que este otorga mayores incentivos como la mayor diversidad de juegos, promociones como el yajuego bono que duplica sus saldos por primer depósito, y la conveniencia de poder jugar en cualquier lugar y hora desde sus dispositivos.
Así mismo, se esta evidenciando un marcado cambio a la hora de consumir alimentos, con mayor inclinación a las proteínas menos contaminantes como aquellas de origen vegetal, sintético o provenientes de insectos. Esto aplica también en los esfuerzos por combatir la pérdida y desperdicio de alimentos, los cuales se estiman en unos alarmantes 121 kilos por persona.
Conciencia vs precisión

Fuente: Unsplash
Determinar la huella carbónica de cada individuo no es una medida que se pueda estandarizar fácilmente, pues varía según qué parte del mundo se esté tomando. Aunque se estima que un ciudadano promedio en el mundo genera 7 toneladas de carbono al año, en Reino Unido su producción per cápita es de 13 toneladas, mientas que, en Estados Unidos, alcanza las 21 toneladas anuales.
A esto se le deben sumar los hábitos de consumo de cada individuo. Cada producto y servicio que se adquiere conlleva numerosas variables como país de origen, medios de producción, recursos empleados, transporte entre otros más que dificulta dar un estimado exacto del carbono generado.
No obstante, el propósito que estos registros, más que dar un reporte exacto del carbono emitido, es lograr poner en contexto a los consumidores sobre el impacto de sus acciones, generándoles conciencia de su realidad e incentivarlos al cambio.