Luego de algunas semanas fuera de servicio, el icónico reloj que marca los días restantes para el inicio de la Copa Mundial de 2026, organizado entre Canadá, Estados Unidos y México que tendrá el partido inicial, volvió a estar disponible al público en la Ciudad de México. Este marcador digital, instalado en el Paseo de la Reforma, justo frente al Auditorio Nacional, había sido clausurado temporalmente por actos vandálicos que obligaron a las autoridades a restringir su acceso.
La ceremonia que marcó el inicio de la cuenta regresiva
El pasado 11 de junio, justo un año antes del comienzo del Mundial, se celebró la instalación del reloj con un acto simbólico pero participaron autoridades locales y una figura internacional que llamó la atención: Alessandro Del Piero, campeón mundial con Italia en 2006.
Junto a Clara Brugada, entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, encabezaron un evento que buscaba posicionar a la capital como protagonista en la fiesta futbolística que unirá a tres países. Desde el primer día, el reloj se convirtió en un atractivo para turistas y vecinos, la ubicación fue elegida estratégicamente para invitar a la gente a interactuar con la instalación.
Pero el entusiasmo duró poco siendo que los diez días de su encendido, el dispositivo fue cercado sin previo aviso con vallas metálicas y carteles de protesta. Las autoridades, sin dar explicaciones públicas, tomaron la decisión de resguardarlo.
El reloj se convirtió en un espacio de protesta
La estructura fue blanco de intervenciones ya que, algunas personas pegaron hojas con mensajes políticos, especialmente en apoyo a Palestina. Otras utilizaron pintura en aerosol y colocaron banderas sobre la base. Lo que era un símbolo del deporte, se convirtió, en cuestión de días, en un punto de expresión social.
Esto generó que algunos vieron en esas protestas una forma legítima de alzar la voz en un espacio público. Otros, en cambio, lamentaron que una instalación pensada para unir a la gente fuera dañada pero más allá de las posturas, el resultado fue el mismo: la zona fue clausurada, y ya no era posible acercarse al reloj.
De todas formas, la medida también trajo problemas prácticos debido a las vallas dificultaban el paso de peatones y ciclistas, y muchos se quejaron por el cierre sin previo aviso. El reloj seguía contando los días, sí, pero ahora lo hacía a la sombra, lejos del contacto con el público.
Para resguardar el reloj, las autoridades intervinieron
Frente a la presión social, las autoridades decidieron intervenir por eso limpiaron la estructura, retiraron los grafitis y eliminaron los carteles, esto se hace con la intención de evitar que los hechos se repitieran. Así fue como tomaron la decisión e instalaron una caseta de vigilancia en el sitio así es como desde entonces, un oficial permanece en la zona de forma permanente.
De todas formas, la reapertura no fue anunciada con un nuevo acto oficial, pero bastó con quitar las vallas para que la gente volviera. Sin embargo, muchos reconocieron el esfuerzo de las autoridades por restaurar el sitio, aunque otros siguen viendo con recelo la vigilancia constante.
“La gran fiesta del futbol está cada vez más cerca”, repitió una funcionaria local cuando se consultó sobre el estado actual del reloj. A pesar de los incidentes, el reloj mundialista de Paseo de la Reforma, que llegó a ser símbolo de protestas y clausura, vuelve a funcionar como fue planeado. Además, mientras la cuenta regresiva continúa, crece también la expectativa de recibir al mundo en suelo mexicano, volver a estar en el Estadio Azteca y de ver al seleccionado mexicano una vez más ene esta competición tan importante.