Después de semanas de especulaciones, Estados Unidos y China volverán a sentarse en la mesa de negociaciones en Estocolmo, para discutir una posible extensión de su tregua arancelaria, junto a altos representantes de ambas potencias, en medio de una creciente presión por evitar nuevos aranceles que podrían superar el 100% en un contexto económico que preocupa.
Estocolmo como escenario de una tregua que se mantiene
Las negociaciones estarán encabezadas por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, por eso ambos intentarán desactivar una nueva escalada en la guerra comercial que marcaron la relación bilateral en los últimos años pero el plazo límite para alcanzar un acuerdo duradero es el 12 de agosto, fecha fijada tras un pacto preliminar alcanzado en junio.
El contexto no es menor: si no se llega a una solución, entrarán en vigor aranceles adicionales que podrían alterar gravemente las cadenas de suministro internacionales, además hubo un acuerdo entre Trump y la UE: 15% en aranceles. Sin embargo, los analistas advierten que los aumentos superarían el 100%, afectando sectores clave como tecnología, farmacéutica y manufactura pesada.
Este reinicio en el diálogo se produce justo después de que Estados Unidos sellara un histórico acuerdo con la Unión Europea. Según Donald Trump, la UE aceptó aranceles del 15% en sus exportaciones a cambio de acceso preferencial a energía y equipamiento militar estadounidense, además de comprometerse a inversiones por 600.000 millones de dólares.
Trump indicó que las negociaciones deben dar resultados
La necesidad de que estas negociaciones muestren resultados antes de las elecciones, “En realidad, más o menos hemos llegado a un acuerdo con China, pero ya veremos cómo va”, afirmó ante periodistas. Pese a ello, expertos coinciden en que no se espera un avance sustancial como el obtenido con Europa.
Así es como las estimaciones dan que lo más probable es que ambas partes acuerden una nueva prórroga de 90 días para mantener el statu quo y evitar más sanciones arancelarias mientras se prepara el terreno para una posible reunión entre Trump y Xi Jinping hacia octubre o noviembre.
Cabe mencionar que desde la Casa Blanca y Pekín no hubo confirmación oficial sobre los términos de la tregua, pero en un informe del South China Morning Post, citando fuentes como Reuters, se indicó que ambas partes se abstendrían de imponer nuevos aranceles durante este período.
Acuerdos de Estados Unidos con Japón y Canadá refuerzan la presión global
Mientras avanzan las tratativas con China, la administración Trump aceleró acuerdos bilaterales con otros países y no de ellos fue firmado con Japón, siendo que esto incluye compromisos de inversión en territorio estadounidense por 550.000 millones de dólares.
Parte de ese monto, según el negociador japonés Ryosei Akazawa, se destinaría a subsidiar la instalación de fábricas de semiconductores operadas por empresas taiwanesas como TSMC, pero un dato a tener en cuenta es que este pacto no solo implica beneficios en infraestructura tecnológica, sino que también establece un arancel del 15% sobre importaciones japonesas.
Bajo este aspecto, el gobierno republicano promovió con su líder a la cabeza el denominado el “Día de la Liberación Arancelaria”, una política que fija un mínimo del 10% de arancel para todos los socios comerciales, con tarifas base que varían entre el 15% y el 50%, según el grado de reciprocidad alcanzado.
En cuanto a Canadá, aunque sigue vigente el acuerdo USMCA, Trump expresó su malestar y anticipó la posible imposición de un arancel del 35% sobre productos no contemplados en el tratado, también el presidente norteamericano mantuvo declaraciones en contra de Maduro. “No hemos tenido mucha suerte con Canadá”, declaró el presidente, anticipando un posible recrudecimiento con uno de los principales socios de América del Norte.