La semana pasada se presentó el nuevo Plan Estratégico 2025–2035 de Petróleos Mexicanos (Pemex), a manos de la presidenta Claudia Sheinbaum, hay preocupación en el sector financiero, siendo que la propuesta contempla un fondo de 250 mil millones de pesos para proyectos de infraestructura, financiado en gran parte por la banca de desarrollo.
Un fondo millonario que resuena para la petrolera
Según Moody’s, este esquema eleva la exposición de estas instituciones al riesgo petrolero, comprometiendo su estabilidad ante eventuales problemas financieros de la petrolera estatal pero el plan incluye la creación de un vehículo de inversión administrado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).
Este fondo, equivalente a unos 13,300 millones de dólares, contará con aportaciones de Nacional Financiera (Nafin), el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), bancos comerciales e inversionistas privados (el plan de Sheinbaum para esta empresa). La banca de desarrollo cubrirá el 50% del monto, mientras que los bancos comerciales participarán con alrededor del 25% pero de acuerdo con la administración federal, este mecanismo busca canalizar recursos hacia Pemex.
Así es como, se busca este método presionar el techo de endeudamiento ni comprometer la estabilidad fiscal. Con ello, se pretende que la petrolera fortalezca sus ingresos y deje de depender de la ayuda del gobierno federal para 2027. Sin embargo, el plan se implementará en un contexto de producción petrolera que sigue por debajo de los niveles de 2024, entonces en ese año, Pemex destinó 14.8 mil millones de dólares a inversión en infraestructura, por lo que el nuevo fondo cubriría menos de un año de sus necesidades de capital.
El riesgo de concentración según Moody’s y sus recursos
Este dato refleja la magnitud de los recursos que la empresa requiere para sostener su operación y cumplir sus metas de producción. Moody’s advierte que el esquema incrementa el riesgo de concentración, un fenómeno que ocurre cuando una parte significativa del capital de un banco se destina a un solo cliente o sector.
En este caso, Pemex ya representa el 24% del capital contable tangible (TCE) de Nafin y el 8% del de Bancomext, con el nuevo fondo, estas cifras podrían elevarse hasta el 70% y 10% del TCE. “La financiación del nuevo fondo aumenta la exposición a riesgos relacionados con el petróleo para los bancos de desarrollo de México. incluidos Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, que contribuirían al tamaño objetivo del fondo”, señaló la calificadora.
Por otro lado, la banca de desarrollo ha tenido más del triple de exposición directa a Pemex que la banca comercial. Mientras que los bancos comerciales mantuvieron límites prudentes, alrededor de 0.5 veces su capital, las necesidades de financiamiento de la estatal presionan cada vez más esos topes regulatorios.
Los cambios y nuevas perspectivas que atraviesa Pemex
En junio de 2025, Pemex enfrentaba vencimientos de deuda a corto plazo por 15,300 millones de dólares, una cifra similar a la de 2023, por eso la inyección de recursos provenientes del nuevo fondo, respaldados con garantías federales, busca aliviar esa presión y sostener inversiones estratégicas en exploración y producción.
Lo cierto es que, la magnitud de los compromisos financieros y la baja en la producción, 1.6 millones de barriles diarios en el segundo trimestre de 2025, frente a 1.7 millones en el mismo periodo de 2024, evidencian los retos para estabilizar la operación, pero la elevada concentración de capital en un solo sector expone a las instituciones a posibles contingencias.
Cabe mencionar que en este caso, Moody’s concluye que la ejecución oportuna y bien dirigida del gasto de capital será clave para revertir la caída productiva y reducir el riesgo crediticio (esta empresa tiene un respiro financiero). Sin un manejo eficiente, advierte, la concentración de recursos en la petrolera podría convertirse en una amenaza para la solidez de la banca de desarrollo.