Hay que reconocer que desde que asumió en la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, viene realizando cambios estructurales y generando polémica por los aranceles al sector automotor, en especial con Canadá y México. Este martes, el mandatario firmó una orden ejecutiva que busca reducir los efectos de estos gravamen.
Esta medida fue anunciada en el marco de una visita a Michigan para conmemorar los 100 días de su segundo mandato, en ella ofrecería alivio fiscal a los fabricantes que ensamblan vehículos en territorio estadounidense utilizando piezas importadas.
Para tener en cuenta, esta flexibilización no elimina los aranceles del 25% que entraron en vigencia el 3 de abril, sino que establece un esquema de compensaciones sobre ciertos componentes que representen el 15% del valor total de un vehículo.
Estos créditos fiscales generan un alivio temporal para fabricantes
En el marco dentro del nuevo decreto, los fabricantes recibirán una deducción fiscal que compensa parcialmente los aranceles si sus vehículos son ensamblados en EE.UU entre el 3 de abril de 2025 y el 30 de abril de 2027.
En relación a los automóviles producidos en el primer año de vigencia, la deducción será de 3.75% del valor total del vehículo, mientras que para el segundo año se reducirá al 2.5%, pero este beneficio se aplicará tanto a empresas estadounidenses como extranjeras, siempre y cuando la etapa final del ensamblaje ocurra en el país.
Asimismo, si la deducción excede el monto que le corresponde pagar en aranceles, se limitará solo al valor de dichos gravámenes. Sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, indicó que esta política hará posible que los fabricantes reorganicen su producción con mayor agilidad y se pueda crear empleos en territorio nacional.
El contexto del anuncio de Trump en la cadena automotriz
En este decreto se tuvo en cuenta que los nuevos aranceles no se acumularán con otros ya existentes, como los que gravan el acero y el aluminio. Un funcionario del Departamento de Comercio indicó que el objetivo es evitar una “doble tributación” que complique la operación de las fábricas locales.
Todo esto se maneja bajo la atenta mirada entre fabricantes y analistas, quienes alertan sobre los riesgos de encarecer los automóviles nuevos, trasladando así la presión al mercado de vehículos usados. En este sentido, la cadena de suministro automotriz depende de componentes que cruzan fronteras varias veces antes de llegar a las líneas de ensamblaje.
Estos manejos pueden generar que las tarifas se vean reflejadas dentro del mantenimiento vehicular, el decreto contempla que las piezas de Canadá y México seguirán exentas de aranceles solo si cumplen los requisitos del T-MEC, siendo beneficioso para la industria regional pese a la queja del sector automotriz mexicano.
Empresarios que responden y buscan mantener la competitividad
Tras este decreto, empresas como General Motors, Ford y Stellantis se mostraron permeables con la medida, destacando que esto podría mantener el sector y continuar sus planes de inversión en Estados Unidos. En este sentido, Mary Barra, CEO de GM, le agradeció a Trump por “nivelar el terreno de juego” para los fabricantes nacionales.
Además, el presidente de Ford Jim Farley, insistió en señalar que si sus competidores igualaran el nivel de producción local de su empresa (los motivos por los que México no dependerá más de Estados Unidos), se ensamblarán hasta 4 millones más de vehículos al año en suelo estadounidense.
Por otro lado, la orden ejecutiva se hizo con el fin de suavizar una política arancelaria que fue muy criticada por generar incertidumbre en un sector muy globalizado. Así es como fue el propio Trump quien afirmó que no buscan penalizar a los fabricantes, sino darles un “puente” para trasladar su producción al país.