Mientras México enfrenta una de sus crisis hídricas más severas, un nuevo proyecto minero en el norte del país ha generado alarma entre comunidades y ambientalistas una mina a cielo abierto con una producción prevista de 36,000 toneladas anuales de cobre. Este desarrollo operará en una región donde el agua dulce, el recurso más escaso, ya se encuentra sobreexplotada por otras actividades extractivas.
El proyecto minero contempla extraer más de 36,000 toneladas anuales de cobre durante 13 años y su desarrollo lo encabeza el mayor productor nacional del metal. Las reservas alcanzan los 321 millones de toneladas con una ley promedio del 0.249%, a todo esto el valor estimado del yacimiento supera los mil millones de dólares. Las obras ya están en marcha y se espera que la operación comience formalmente en 2026.
La mina que se instala en una zona de escasez
En esta oportunidad, Grupo México proyecta iniciar operaciones de El Pilar en 2024, con una vida útil estimada de 13 años. La mina utilizará el proceso de extracción por solventes y electro obtención (ESDE), que requiere un uso intensivo de agua pero pese a los avances en tecnología, la actividad minera sigue teniendo un impacto directo en los acuíferos de las regiones donde se instala.
La explotación prevista de 36,000 toneladas anuales de cobre no ha pasado desapercibida en un estado ya golpeado por la sequía. Sonora, en la región donde se ubican El Pilar y Buenavista del Cobre, sufre de estrés hídrico desde hace años, entonces de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el 57% del agua en la parte alta de la cuenca del Río Sonora está concesionada a Grupo México.
Cobre para un futuro eléctrico, a costa del agua
En este momento el auge en la demanda global de cobre, impulsado por la transición energética y la fabricación de autos eléctricos, motivó la expansión minera en México. Según la Cámara Minera de México (Camimex), la necesidad mundial de este metal aumentará en al menos 30 millones de toneladas hacia 2030.
Ante este panorama, las empresas mineras desarrollan nuevos proyectos que podrían añadir hasta 400,000 toneladas anuales en la próxima década. Entre los proyectos clave están Buenavista Zinc y El Arco, ambos también de Grupo México. Buenavista Zinc producirá otras 100,000 toneladas de zinc y 20,000 de cobre al año, mientras que El Arco, en Baja California, aportará 190,000 toneladas adicionales.
Sin embargo, el uso de agua para lixiviación y procesamiento de minerales en zonas áridas sigue siendo cuestionado. A pesar de que la minería utiliza solo el 0.27% del agua nacional, su localización en regiones de alta vulnerabilidad provoca efectos desproporcionados en el entorno.
A 10 años del derrame, sin reparación real
En 2014, Grupo México fue responsable del mayor desastre ambiental en la historia minera del país: el derrame de 40 millones de litros de lixiviados en los ríos Sonora y Bacanuchi, entonces diez años después, organizaciones como PODER denuncian la falta de justicia y de remediación real.
Asimismo, el Fideicomiso Río Sonora, creado para reparar los daños, fue cerrado sin previo aviso y con fondos devueltos a la empresa, según informaron activistas. “El fideicomiso no cumplió con la reparación y fue cerrado sin previo aviso”, aseguró Elena Arengo, codirectora de PODER.
Entre las promesas incumplidas figura la instalación de 37 plantas potabilizadoras, que las comunidades aún esperan, por ese motivo los habitantes de Sonora depositan sus esperanzas en la presidenta Claudia Sheinbaum. Tanto PODER como el Comité Sonora reclaman a su gobierno a poner fin a la impunidad ambiental y a dejar claro que el agua es un bien concesionado, no propiedad privada.