Siempre dicen que para lograr grandes resultados, hay que hacer grandes esfuerzos y un país se lo ha tomado muy enserio pues está dispuesto a invertir una cifra millonaria con tal de producir enormes cantidades de energía, sin embargo, como todos los grandes proyectos, no está libre de detractores, así que, veamos de qué se trata.
La ambición no tiene límites
Sabemos que las energías renovables tienen grandes ventajas, comenzando por el cuidado de nuestro planeta, ya que no liberan gases contaminantes, sin embargo, siempre ha sido bastante complejo aprovecharla a gran escala.
En esta carrera por la transición energética, algunos proyectos rompen todos los límites, ya que están dispuestos a transformar drásticamente la naturaleza para satisfacer las demandas de energía y uno de estos proyectos ya ha comenzado.
Se trata de un proyecto con una inversión descomunal, que busca convertirse en el pilar energético de una de las mayores superpotencias del mundo, prometiendo una capacidad de generación que superará a cualquier otra conocida.
Un país que siempre ha sido ambicioso
Si te sorprendió el descubrimiento de la mina más valiosa quédate, porque ahora veremos un proyecto que pretende cambiar la naturaleza para producir energía y se trata de la creación de una gran presa en el río Brahmaputra, en el Tíbet.
El protagonista detrás de esta ambición es nada más y nada menos que China, quien está dispuesta a invertir €130 000 millones para construir una central hidroeléctrica que generará tres veces más electricidad que la icónica Presa de las Tres Gargantas.
La obra se construirá en el desfiladero más profundo del mundo, aprovechando una caída natural del río de casi 2000 metros en un tramo de apenas 50 kilómetros, donde se construirán cinco plantas hidroeléctricas en serie, a las cuales, se les desviará el curso del río con túneles gigantes.
Mucha energía tiene un gran costo
El proyecto ya ha provocado la preocupación de países vecinos y ha generado protestas en la misma zona donde se está construyendo, planteando la pregunta de si la ambición humana puede ir demasiado lejos.
La magnitud del proyecto también lo ha convertido en una fuente de controversia y los países vecinos como la India y Bangladés, que dependen del río Brahmaputra para su abastecimiento de agua y sus ecosistemas, miran con desconfianza el proyecto chino.
Líderes políticos indios han advertido que la presa podría «secar considerablemente» el río y la han calificado de “amenaza existencial” para las comunidades y sus medios de vida, temiendo que el control del río se convierta en un arma geopolítica en un eventual conflicto con China.
La polémica crece río abajo
Además de las tensiones internacionales, la presa ha causado rechazo dentro del Tíbet, donde activistas y comunidades han denunciado la alteración del ecosistema y el desplazamiento de poblaciones locales.
El proyecto parece ser un reflejo de la urgencia de China por liderar la transición energética, sin embargo, considerando los grandes impactos que esto podría tener, nos hace preguntarnos ¿Realmente vale la pena?
Los expertos consideran que a pesar de su gran tamaño, el aporte a la meta de la transición energética podría no ser tan importante, pues la velocidad con la que China está instalando otras energías renovables, como la solar y la eólica, es incluso mayor.
Sin duda la situación es muy compleja y polémica, pues por un lado vemos que se podría generar una cantidad enorme de energía limpia, pero por otro lado vemos todas las consecuencias ambientales y sociales que este conlleva, por lo que es de suma importancia que se evalúen todos los puntos y recordemos que incluso los proyectos de energía limpia, pueden tener impactos negativos en nuestro planeta que deben ser evaluados, tal como lo hace México negándose a contaminar.