Una situación de grave peligro está sucediendo en las selvas de Latinoamérica, que nos hace ver el lado más oscuro de la minería. Entre la ilegalidad, crimen organizado y tráfico de minerales, vemos cómo el sector minero puede ser usado para atentar contra el medio ambiente. Lo peor de todo, es que México de cierta forma está involucrado en este conflicto.
Estas toneladas de material tóxico, destapan el lado oscuro de la minería que salpica a México
Siempre se habla de las riquezas y beneficios que puede generar la minería, pero poco se comenta de su lado oscuro. En donde existen riquezas, también hay mentes criminales que quieren aprovecharse a todo costa. Aunque el precio sea más caro y nos cueste una contaminación sin precedentes.
Si bien, el sector minero tiene sus riesgos, hacer prácticas ilegales, hace que estos riesgos se multipliquen. No solo es peligro para quienes manejan la zona, también supone un grave problema para las comunidades cercanas, y para el medio ambiente.
De acuerdo con un estudio hecho por la agencia de investigación ambiental de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés), entre 2019 y 2025, se han traficado en Latinoamérica, alrededor de 200 toneladas de material tóxico, específicamente de mercurio.
¿Y cómo lo hacen? Todo inicia en Querétaro, donde bandas del crimen organizado extraen el mercurio de las minas de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, que es protegida por la UNESCO. Es decir, de forma ilegal extraen este elemento tóxico que viaje hacia Colombia, Bolivia y Perú.
Crimen, minería ilegal y devastación ambiental, esto es lo que está pasando en Amazonía
Al parecer, los criminales han encontrado en la minería del mercurio una fuente de poder e ingresos. ¿Para qué mover este elemento tan tóxico? Todo tiene un propósito en particular: ser usado para la minería artesanal de oro. Es decir, sin mercurio no hay oro, por eso su afán de conseguirlo.
Gracias al mercurio, se puede separar el oro de forma rápida y sin procesos industriales. Pero es un tema muy peligroso, de hecho, las grandes empresas mineras (como esta mina inmensa de oro en México), usan cianuro con estrictos controles para evitar problemas tóxicos.
Mientras que, de forma ilegal usan el mercurio sin control alguno. El gran riesgo es que el mercurio es sumamente contaminante. Si llega al agua, peces y fauna podría consumir mercurio. Pero el problema no queda solo allí, esto podría terminar en la mesa de muchos hogares y comunidades cercanas.
En Perú, hace pocas semanas, incautaron 4 toneladas de mercurio que provenía de México y viajaba hacia la región amazónica. Es una de las mayores cargas encontradas, lo que supone que estos grupos están acostumbrados a usar este tipo de comercio.
¿Y cuánto puede costar? Es casi tan valioso como el oro, pues sin él, no lo pueden obtener. Según el estudio de EIA, el mercurio puede costar hasta $330 dólares por kilo. Imagina todo el dinero que estaba involucrado en esas 4 toneladas incautadas, pues solo necesitan entre 1.5 y 2.5 gramos para separar un gramo de oro.
¿Hay forma de parar esta crisis? Estas son las soluciones
Las regiones de Amazonía están en peligro de una devastación más grande. Ya hay problemas por deforestación, explotación excesiva de recursos, desplazamiento de comunidades y otros conflictos por culpa de la ambición humana que está destruyendo sus ecosistemas.
Ahora, con el peligro inminente del mercurio ilegal, se suma otra barrera que impide el crecimiento sano de los ecosistemas. ¿Hay forma de prevenirlo? Existe un Convenio de Minamata que regula la producción y comercio del mercurio, pero los controles no son suficientes para impedir el paso en zonas selváticas fronterizas.
Según los expertos, la única solución a este conflicto es cerrar las minas de mercurio en México. Si no se corta de raíz el problema, los controles poco podrán hacer en estas regiones que muchas veces son manejadas por bandas criminales.
Ante este tráfico ilegal de material tóxico que destapa lo más oscuro de la minería e involucra a México, hay que tomar medidas urgentes. Si continúa esta situación, la devastación ambiental llegará a niveles incontrolables. Las acciones deben ser contundentes y no solo tratados o convenio políticos. De lo contrario, quedaremos sin aguas, animales ni comunidades en estas regiones.