Durante años, México dependió de recursos energéticos provenientes del extranjero, en particular del gas natural importado desde Estados Unidos, lo que ubica al país en una posición vulnerable frente a decisiones geopolíticas ajenas pero al mismo tiempo, la urgencia climática exige transformaciones estructurales en los modelos energéticos globales.
México tiene un problema energético que resolver
Según el informe del grupo Ember, el 57% de la electricidad mexicana proviene del gas natural, mientras que el petróleo y el carbón representan otro 20%. Apenas el 12% se genera con fuentes limpias, cifra por debajo del promedio global del 13%. Esto deja al país en una situación de alta dependencia de combustibles fósiles y de los precios internacionales del gas.
En 2024, más del 60% de la electricidad nacional se generó con gas natural, y aproximadamente el 70% de ese gas fue importado desde territorio estadounidense. En ese sentido, se promete mantener ciertos costos bajo control, pero también implica una fuerte vulnerabilidad frente a decisiones externas, como cambios de política en EE.UU. o tensiones comerciales.
En este contexto, el informe titulado Las renovables, el camino hacia la seguridad energética en México plantea que el país debe diversificar urgentemente su matriz eléctrica y reducir su dependencia del gas importado. La transición hacia energías renovables no solo es viable, sino económicamente ventajosa y ambientalmente urgente.
Con la propuesta, la solución que podría cambiarlo todo
Si México alcanza una participación del 45% de energía limpia en su matriz eléctrica para 2030, evitaría la demanda de 384.000 millones de pies cúbicos de gas natural en comparación con los niveles de 2024. Esto representaría un ahorro estimado de 1.600 millones de dólares anuales.
Ese ahorro permitiría al país reducir drásticamente su dependencia energética de Estados Unidos, así en otras palabras, podría “olvidarse de Trump” y de cualquier presión geopolítica ligada al suministro de gas. Además, al disminuir el uso de gas natural, se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a frenar el calentamiento global.
Para alcanzar ese 45% de energía limpia, se requeriría instalar 46 gigavatios (GW) de energía solar y eólica aunque ambicioso, este objetivo pudo haber sido superado por países latinoamericanos como Brasil y Uruguay, que en cinco años triplicaron su capacidad solar y eólica gracias a una planificación eficiente.
Más que ahorro: seguridad, empleos y futuro
El informe de Ember estima que la instalación de esos 46 GW generaría más de 434.000 empleos directos, incluyendo 419.000 durante la construcción y más de 15.000 permanentes para la operación a largo plazo de las plantas se trataría de una transformación económica profunda con impacto positivo en el mercado laboral local.
En octubre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó su compromiso con esta meta durante su discurso de toma de posesión, señalando que su gobierno impulsará políticas para alcanzar el 45% de generación eléctrica limpia en 2030 pero en ese entonces, la Estrategia Nacional del Sector Eléctrico contempla este escenario como el más beneficioso para el país.
“El sector eléctrico mexicano está expuesto. Depender de combustibles fósiles importados para la generación eléctrica pone en riesgo el cumplimiento de la responsabilidad de los gobiernos de garantizar un suministro de energía confiable y asequible”, advirtió Wilmar Suárez, analista de Ember. La diversificación energética, por tanto, no es solo una meta ambiental, sino una prioridad estratégica.
México tiene en sus manos una oportunidad sin precedentes: ahorrar miles de millones, reducir su vulnerabilidad energética y convertirse en líder regional en transición energética. Si México logra que el 45% de su electricidad provenga de fuentes limpias en 2030, evitaría la importación de más de 384.000 millones de pies cúbicos de gas natural respecto a los niveles de 2024, esto representaría un ahorro anual de 1.600 millones de dólares, cifra que equivale a más del 60% del presupuesto nacional asignado al sector ambiental en 2025.