Hay una mina con toneladas de un recurso muy valioso, que podría convertirnos en una Arabia llena de riquezas, pero ¿cuáles son las consecuencias de tanta riqueza? Un recurso que no puede reponerse está sufriendo debido a empresas mineras que causan problemas ambientales y sociales.
Millones de toneladas en esta mina, pero a un alto precio que no puede pagarse
La riqueza y explotación de recursos tiene un precio, pero operar esta mina puede ser más perjudicial que beneficioso. Te contamos una historia de cómo México puede ser el Dubai de América Latina, pero debemos pagar con algo que no nos conviene: el medio ambiente.
Para nadie es un secreto que el oro sigue siendo uno de los minerales más valiosos y buscados, ¿sabías que tenemos una de las minas más grandes? Ubicada en el municipio de Mazapil, al noreste de Zacatecas, la mina Peñasquito representa un motor económico clave para México.
Sin embargo, también es una fuente de conflictos ambientales y sociales. Esta gigantesca operación minera, actualmente administrada por la empresa estadounidense Newmont Corporation, es la más grande del país en cuanto a producción de oro, y también extrae importantes cantidades de plata, zinc y plomo.
Pero hay un grave problema con su explotación, y es que, al ser un modelo a cielo abierto, se genera un gasto excesivo de agua en la zona que ya de por sí, tiene altas temperaturas y escasez de agua. Lo que agrava la limitación del recurso para las comunidades cercanas.
Esto produce la mina de Peñasquito, pero ¿a qué costo?
Sin duda es una fuente de riqueza, solo la mina de Peñasquito produjo en 2022 566 mil onzas de oro, convirtiéndose en una de las minas más productivas del mundo. Y dando empleo directo a más de 5000 personas y alrededor de 28 000 empleos indirectos.
Esto beneficia a la economía local y nacional, pues esta región es rica en minerales y toda una fuente de oro para el país por estas razones. Pero hay otra realidad detrás de esta riqueza. La economía se encuentra con problemas ambientales y sociales, y choca con ellos.
Operar esta mina requiere de usar mucha cantidad de agua, lo que limita a las zonas cercanas, reduciendo el acceso al agua en los municipios cercanos como Mazapil, Concepción del Oro y Melchor Ocampo. Se estima que Peñasquito consume anualmente 10 millones de metros cúbicos de agua.
Lo peor es que hablamos de una zona árida que, de por sí, ya tiene problemas con el suministro de agua debido a las sequías. En siete años, Newmont ha recibido 10 concesiones de agua, lo que ha contribuido a la desaparición de manantiales locales.
Un grave problema, pues estos recursos agotados no pueden reponerse y afecta a los locales. Debido a los procesos para remover la tiene, se usan sustancias químicas como cianuro, lo que contamina el subsuelo y el agua, además de afectar al ecosistema.
El dilema de esta mina: ¿beneficio o devastación y despojo de los recursos locales?
Aunque ofrezca grandes beneficios económicos, explotar este oro a cielo abierto es muy cuestionado porque la empresa ha obtenido concesiones sin consultas públicas, lo que pone en duda la transparencia sobre sus acciones y garantías ambientales.
Las denuncias de las comunidades afectadas apuntan a una crisis con el agua, provocada por la minería, que ha transformado zonas antes fértiles en áreas áridas. Esto es un tema urgente para encontrar otras alternativas, pues ya hay opciones de explotación minera más acordes con el ambiente como esta.
A pesar de ser una fuente de riqueza, el precio a pagar por las comunidades locales es muy alto y no tiene valor. Su supervivencia depende de las manos de otros, y empresas extranjeras que manejan este tipo de operaciones poco piensan en el ecosistema de la región.
Si se quiere ser la Arabia latina, estos millones de toneladas de oro en Peñasquito solo nos servirán para alcanzar una devastación en el ecosistema si se continúa operando sin un plan que involucre el ambiente, y con responsabilidad ante las comunidades locales.
