Sabemos que nuestro planeta está lleno de recursos muy valiosos y México no es la excepción, sin embargo, Estados Unidos también quiere ese recurso. Esta vez, el conflicto no tiene que ver con los impuestos a los productos ni con el tema de los migrantes, sino con algo mucho más esencial y necesario para vivir. Existe una deuda muy importante que debe pagarse pronto, y esto ha puesto al gobierno de México en un problema muy serio, pues cumplir con lo prometido es casi imposible, pero ¿De qué recurso estamos hablando? ¿Por qué Estados Unidos lo quiere? Quédate para descubrirlo.
El problema entre México y Estados Unidos
El problema principal está concentrado en la frontera norte de México, un área que lleva muchos años sufriendo una sequía terrible. Las presas, que deberían estar llenas para poder cumplir con los acuerdos que se firmaron con Estados Unidos, tienen niveles de agua muy por debajo de lo normal. Un ejemplo es la presa Falcón, que apenas tiene un 15% de su capacidad total. Esto nos muestra la gran falta de agua que hay en toda esa región.
El conflicto se ha hecho más grande muy rápido. La tensión entre ambos países ha aumentado tanto que el gobierno de Estados Unidos ya negó un permiso que había solicitado México para que la ciudad de Tijuana recibiera agua del Río Colorado. Esta fue una respuesta muy clara al hecho de que México no está cumpliendo con su parte del trato.
El recurso más importante que está causando el conflicto es el agua que México está obligado a darle a Estados Unidos por un acuerdo llamado Tratado Internacional de Aguas de 1944. México no puede entregarla porque la gran sequía que afecta al norte ha dejado las presas vacías, impidiendo que se puedan transferir los millones de metros cúbicos que se prometieron.
Una deuda que aumenta con la sequía
México quiere volar montañas para extraer riquezas, pero aún no soluciona el gran problema con Estados Unidos. Sucede que el Tratado de 1944 establece que México debe entregar un total de 2185 millones de metros cúbicos de agua del Río Bravo a Estados Unidos en ciclos de cinco años, sin embargo, el ciclo más reciente venció el 24 de octubre del 2025 y el país inclumplió la cuota.
La falta de cumplimiento ya ha generado advertencias muy duras desde el lado estadounidense. El presidente Donald Trump ya había advertido públicamente que que el inclumplimiento del tratado afectaría a todos, especialmente a los agricultores de Texas, y había amenazado con imponer nuevas sanciones y aranceles si México no cumplía lo prometido.
En busca de soluciones
Para solucionar todo este problema, ambos países entraron en una intensa fase de negociación, pero la presión subió al nivel más alto a principios de este mes, luego de que el presidente Trump amenazara con aumentar los aranceles si no había acción inmediata, pero ¿Qué sucedió? Afortunadamente, el diálogo e interés por resolver las cosas, fue más fuerte que las diferencias, aunque el ambiente sigue un tanto tenso.
Tras días de diálogo, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum logró un acuerdo con Estados Unidos, lo que desactiva la amenaza arancelaria. México se comprometió a comenzar a entregar alrededor de 249 millones de metros cúbicos de agua en diciembre para aliviar la escasez en Texas. Sheinbaum aclaró que el acuerdo se logró sin afectar el consumo humano ni el agrícola nacional, utilizando cuencas ya contempladas en el tratado.
Pero eso no es todo, porque además de este envío, ambos países se comprometieron a finalizar un plan antes del 31 de enero de 2026 para definir cómo se cubrirá el déficit restante del ciclo anterior. Los expertos dicen que para arreglar esta crisis se necesitan ideas nuevas, que se trabajen en conjunto, pero que no vengan solo de los gobiernos centrales, sino que también involucren a los estados fronterizos como Chihuahua en México y Texas en EE. UU.
La crisis del agua en la frontera no es solo un problema del clima, sino que es un conflicto serio entre dos países. Mientras todos se concentran en otras riquezas del país, la falta extrema de lluvia no permite que México pague la deuda de agua que tiene con Estados Unidos, y esto pone a ambos países bajo una gran presión política. La solución final no solo pide que México use el agua de forma más inteligente con tecnología, sino que también obliga a buscar una nueva manera de negociar, para asegurar este recurso que es vital para todos.