Sabemos que nuestro planeta está lleno de recursos muy valiosos y cada vez que se descubre alguna reserva, decimos que encontramos un tesoro, sin embargo, no todos los tesoros deberían abrirse. Suena extraño, pero la realidad es que los recursos pueden ser muy valiosos, pero también peligrosos, como el tesoro que ha descubierto México.
Un valioso tesoro en México
En México, se esconden historias de tesoros y riquezas que han sido objeto de leyendas durante siglos. Desde las minas de plata en Zacatecas hasta los campos de oro en Sonora, el país está lleno de promesas que atraen a exploradores, sin embargo, no todos los tesoros deben extraerse.
Sucede que el mayor tesoro de un estado mexicano no es ni oro ni plata, sino un metal brillante que tiene el poder de generar una energía casi ilimitada. Es un recurso tan valioso y estratégico en el mundo moderno que podría cambiar el destino económico de una nación.
Pero este elemento, es demasiado peligroso para ser explotado de forma abierta. Es un material tan potente que su manejo está prohibido para casi cualquier persona, y su poder podría ser tan destructivo como lo es su potencial para el desarrollo.
El tesoro que no debería abrirse se encuentra en Chihuahua, el estado mexicano que concentra los mayores depósitos de uranio, un metal radiactivo que por ley, es una reserva minera nacional exclusiva del gobierno y su extracción es tan peligrosa que solo el Estado puede gestionarla.
Un elemento realmente peligroso
El uranio es un metal pesado y por sus propiedades, es una de las principales fuentes de combustible para los reactores nucleares. Para que te hagas una idea, una cantidad de uranio del tamaño de un huevo de gallina puede generar la misma electricidad que 88 toneladas de carbón.
Con el uranio natural se fabrican el ‘uranio enriquecido’, que se usa en las plantas de energía nuclear y en armas, y el ‘uranio empobrecido’, que es un subproducto utilizado para blindar vehículos militares y como contrapeso en aviones.
En México, su descubrimiento y reconocimiento de su valor estratégico llevó al gobierno a declararlo una Reserva Minera Nacional, con su explotación bajo el control exclusivo del Servicio Geológico Mexicano.
Por ley, cualquier empresa privada que encuentre uranio en el país debe detener sus actividades de inmediato, pues aunque se trata de un elemento muy poderoso y valioso, su extracción es mucho más peligrosa que este gigante que acaba de despertar.
Un descubrimiento de doble filo
La mayor concentración de uranio en México, con un 40% del total nacional, se encuentra en el estado de Chihuahua. En la zona de Sierra Peña Blanca, a solo 60 kilómetros de la capital, se han estimado reservas de aproximadamente 2,789 toneladas de óxido de uranio.
El problema es que el uranio es un elemento radioactivo que puede ser muy dañino para los seres humanos, de hecho, la exposición constante a altos niveles de uranio puede provocar daños graves en órganos vitales como el corazón, el cerebro, el hígado, los riñones y los pulmones.
Y eso no es todo, también se han registrado problemas en las vías respiratorias, infertilidad e irritaciones en la piel. Por lo tanto, el control estricto de estos depósitos no solo asegura un recurso estratégico para el país, sino que también protege a la población.
No podemos negar que el estado de Chihuahua tiene un tesoro muy peligroso, sin embargo, este es un recurso que, por su naturaleza radiactiva, no debe abrirse. El control de estos depósitos no es solo una medida estratégica para el país, sino una decisión vital para proteger a la población de los graves riesgos para la salud que conlleva el uranio, pues de lo contrario podría pasar algo tan grave como esta destrucción masiva.