Últimamente, Trump está en boca de todos. Y sobre todo en lo que respecta a un área que realmente interesa a la humanidad al completo: la energía. Hoy estamos viendo cómo México sigue teniendo mucha dependencia de Estados Unidos en cuanto a ciertos recursos. Algo que puede traer problemas.
Trump tiene las cartas sobre la mesa y eso puede ser malo para México
México ha demostrado una gran dependencia de los Estados Unidos con respecto a un elemento vital para la calidad de vida de su población. Algo que inevitablemente tiene riesgos que pueden ser aprovechados como puntos débiles.
Según un análisis de Fitch Ratings, México importa más del 70% del gas natural desde los Estados Unidos. Algo que ha hecho convertirlo en protagonista en la seguridad de la energía dentro del país. Se trata de una dependencia que aún se ha visto más incrementada en los últimos años. ¿Por qué?
Porque la producción de gas a nivel interno no es suficiente. No es suficiente para satisfacer la demanda de todo el país. Pemex, que es responsable del 95% de la producción nacional de gas, no ha llegado a alcanzar los objetivos de producción. Es por eso que ha tenido que “echar mano” del país vecino, de los Estados Unidos.
Si tenemos en cuenta que el gas natural es utilizado para más del 60% de la generación eléctrica en México, y los proyectos energéticos que hoy tenemos en curso, como las plantas de ciclo combinado de la CFE y el gasoducto Puerta al Sureste, están destinados a aumentar la demanda. Por eso mismo, con más plantas de energía, las importaciones van a ser ese eje central en el suministro energético de México.
Los verdaderos riesgos de depender de los Estados Unidos para satisfacer necesidades energéticas
Está claro que el suministro de gas natural de los Estados Unidos es una fuente bastante confiable y, además, barata para nuestro país. Pero no por esto está exento de riesgos.
Uno de los peligros es que los contratos de gas están en dólares estadounidenses. Esto quiere decir que si el peso cae frente al dólar, esta importación puede ser mucho más cara. Algo que, al final, va a acabar afectando a todos y cada uno de nosotros, con el aumento de tarifas.
Los proyectos que pueden mitigar la crisis: ¿una solución a largo plazo?
México ha creado proyectos para intentar diversificar ese suministro. Por ejemplo, podemos citar el gasoducto Puerta al Sureste y el gasoducto Sur de Texas-Tuxpan. Ambos, se esperan que comiencen a operar en el año 2025 y tienen como objetivo mejorar la conectividad y aumentar la capacidad de transporte de gas.
Sin embargo, no es suficiente por ahora para reducir la clara dependencia de Estados Unidos a corto plazo. Hay que seguir luchando y viendo más opciones.
Además de esto, proyectos como la Energía Costa Azul en Baja California, busca aumentar las exportaciones hacia Asia y otros mercados afines. Aunque este sector tiene mucho futuro para diversificar el suministro de gas, sigue dependiendo aun del gas natural que viene de Estados Unidos para satisfacer la gran demanda.
El desafío: diversificar las fuentes de energía y conseguir fortalecer la independencia energética para evitar la crisis externa, como las políticas de Trump, es más necesario que nunca. Sin un plan integral que reduzca la dependencia, el país continua en vigilancia “con más de un ojo”.