Comercio Justo, una alternativa que ataca la raíz de la crisis socioambiental
El 8 de mayo se celebra el Día Mundial del Comercio Justo. La celebración de este día es una iniciativa de la Organización … Leer Más
El 8 de mayo se celebra el Día Mundial del Comercio Justo. La celebración de este día es una iniciativa de la Organización … Leer Más
Cuando en 1986, indignado porque una cadena de comida rápida, o de fast food, pensaba abrir un local a los pies de la emblemática escalinata de la Piazza di Spagna, uno de los símbolos de Roma, el italiano Carlo Pretini proclamó la necesidad de defender la slow food o comida lenta, típica de la cultura italiana, puso en marcha un movimiento que rápidamente se extendió a otros ámbitos de la vida. Al proponer desacelerar el ritmo de vida de la cultura contemporánea, inspiró el Slow Movement, al que rápidamente se integraron el Slow Living, el Slow Travel, el Slow Design y, finalmente, las slow cities.
Los parques eólicos situados en el mar, conocidos internacionalmente como “offshore”, son una forma cada vez más utilizada de aprovechar la energía renovable del viento. Sin embargo, Alemania, a pesar de haber sido durante varios años campeón mundial como productor de energía eólica, es un país en vía de desarrollo en Offshore. En el año 2002 aprobó el gobierno alemán el plan “Estrategia Sostenible para el desarrollo de parqués eólicos Marinos”. A partir del 2009 se aprobó las leyes y normas para la construcción de estos parques.
El decrecimiento puede servir para superar un capitalismo liberal-productivista que pretende virar hacia lo “verde” sin poner en cuestión su lógica injusta e insostenible, así como afrontar el triste futuro que nos depara el cambio climático si no actuamos con decisión. Sin duda, el agravamiento de las crisis con la cuestión ecológica es una bomba de relojería en el corazón del sistema que no puede saldarse con otra vuelta de tuerca basada en los mercados, los beneficios y la explotación por muy “verde” que esto se nos quiera vender. Este modelo no es viable. El concepto del decrecimiento pone en cuestión los grandes fundamentos del productivismo al exponer que no hay crecimiento infinito posible en un planeta finito.
En este contexto de alta variabilidad de las condiciones climáticas la agroecología es una de las mejores alternativas para enfrentar el riesgo. ¿Por qué? Porque aprovecha el saber local, el saber tradicional con mejores tecnologías, por ejemplo, para la captación y el manejo del agua, para evitar la erosión y una mejor gestión de los suelos. Además, porque aprovecha la variabilidad genética de diversas especies adaptándola a diferentes condiciones climáticas, de temperatura y de suelos. Por lo tanto, la agroecología está mejor preparada en este contexto de alta incertidumbre. Y lo que hemos explorado también es que en el futuro, en un mundo sin petróleo, de nuevo la agroecología está mejor preparada.
La economía neoclásica, neoliberal o capitalista ha fracasado. Casi ningún economista convencional lo reconoce, pero el crack del 2008 y sus consecuencias, la crisis climática, el ensanchamiento de la brecha de desigualdad y el hambre crónica del 20 por ciento de la población constituyen los argumentos irrefutables de cómo una economía que domina el mundo industrializado, sin competencia intelectual ni de poder, nos está llevando a una crisis global. El que esté en su crepúsculo no quiere decir que vaya a caer por sí sola, necesita de una eutanasia asistida.
Durante el año 2008 fuimos testigos de muchos eventos que nos llevan a preguntarnos sobre la viabilidad de la permanencia de nuestra especie en este planeta. En muchos casos se trata de tendencias que vienen desarrollándose durante prolongados períodos de tiempo. Este sombrío panorama nos obliga a plantearnos modelos alternativos, que permitan implementar soluciones sustentables a esta problemática. En lo que a la agricultura respecta, la Agroecología se erige como la alternativa con mayores probabilidades de éxito.