¿Hay maneras de evitar el fin del mundo?
El ser humano se mueve por la esperanza y se presenta como un ser utópico, es decir, como un proyecto infinito. Siempre podrá … Leer Más
El ser humano se mueve por la esperanza y se presenta como un ser utópico, es decir, como un proyecto infinito. Siempre podrá … Leer Más
Los economistas han debatido durante mucho tiempo si podemos hacer crecer nuestras economías para siempre sin destruir el planeta. Existe una variedad de … Leer Más
Desde la publicación del Informe del Club de Roma en 1972 – el Informe Meadows-, se discuten en universidades y grupos sociales los … Leer Más
Hace más de 45 años, André Gorz (de la Escuela de Viena) advirtió de la necesidad de reducir los consumos de energía, agua, metales, … Leer Más
Los automóviles ‘verdes’ emanan de una lógica de progreso industrial y de crecimiento y no lograrán curar los males del planeta, sostiene el filósofo Jacques Grinevald. El profesor en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo y pionero en el movimiento del decrecimiento responde a swissinfo al margen del abierto Salón del Automóvil de Ginebra.
A Blessing in disguise es una expresión habitual en la lengua inglesa que traducida literalmente suena extraña (una bendición disfrazada) pero tiene un significado que aplica a numerosas situaciones de la vida humana. Se refiere a que una desgracia o problema grave pueden ocultar alguna bondad o beneficio.
El economista catalán Joan Martínez Alier visitó Chile para participar en el Congreso Latinoamericano de Ecología Política, que se desarrolló entre el 21 y el 24 de octubre en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile. Allí se lanzó la edición chilena de su libro El ecologismo de los pobres, reeditado por Editorial Quimantú, en colaboración con el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (Olca). Joan Martínez Alier es profesor de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, investigador en el St. Antony’s College de Oxford y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y miembro fundador y presidente entre 2006 y 2007 de la Sociedad Internacional para la Economía Ecológica y la Asociación Europea de Economía para el Medio Ambiente. Actualmente dirige la revista Ecología Política.
El cambio climático está ligado al incremento de los gases a efecto invernadero. En una medida natural estos gases regulan la temperatura en el planeta, pero la explotación excesiva de las energías fósiles y la producción desaforada de nuestra sociedad han creado un desequilibrio en este fenómeno natural.
Serge Latouche propone vivir mejor con menos. Profesor emérito de Economía en la Universidad París-Sud, es una de las voces mundiales del llamado movimiento por el decrecimiento.
Nacido en Vannes (Francia) hace 70 años, ante un público que le escuchaba sentado hasta en los pasillos de acceso al salón de actos del Colegio Mayor Larraona de Pamplona, subrayaba ayer noche que el actual ritmo de crecimiento económico mundial es tan insostenible como el deterioro y la falta de recursos en el planeta.
¿Pueden las energías renovables sacarnos del aprieto ambiental y energético mundial en el que estamos? Sí y no. La respuesta a esa pregunta depende de las premisas sociales y económicas que uno adopte. Si uno presume una economía mundial que crece sin parar y por ende una demanda energética per cápita que aumenta eternamente, si uno presume que el espiral de consumo y desperdicio continuará ascendiendo para siempre, entonces las renovables no son opción viable.
‘Slow cities’, ‘slow sex’, ‘slow food’, ‘slow life’, ‘slow work’, podemos hablar del movimiento slow como una filosofía de vida, una filosofía de la lentitud; no olvidemos quien ganó la carrera entre la tortuga y la liebre. Prueba a ir más despacio.
La construcción de redes “contrahegemónicas” se convierte en un aspecto prioritario, en un desafío, las alianzas a nivel local, regional, nacional e internacional son necesarias, al igual que una “transnacionalización de los movimientos sociales”, sobretodo en aquellos países donde los daños al medio ambiente se están concentrando en zonas transfronterizas.
Hasta enero de 2011 muy pocos sabían qué era eso de la ‘obsolescencia programada’. Sin embargo, la emisión del documental Comprar tirar comprar hizo que el término entrara con fuerza en el diccionario colectivo y que todo el mundo hablara de esos productos ‘fabricados para no durar’. El debate se trasladó a las redes sociales y llegó a convertirse en trending topic mundial.
A lo largo de cincuenta años se ha ido acumulando la literatura que señala la contradicción entre la búsqueda del crecimiento económico y la sostenibilidad ecológica, aunque haya tenido un efecto poco apreciable sobre la teoría o la práctica de la economía. Unos pocos han seguido intentando introducir la economía del estado estacionario en la agenda, pero sólo en los últimos años ha comenzado esta discusión a tomar impulso. La tesis inicial que aquí sostenemos es que no se puede reformar ni reparar la sociedad de consumo capitalista: Se ha de desechar y rehacer en gran medida de acuerdo sobre bases bastante distintas.
Para asegurar una gestión sostenible de los ecosistemas se requieren cambios personales, en las instituciones, en los gobiernos, en las políticas económicas, en los factores sociales, el comportamiento personal, en la tecnología y en los conocimientos. Lamentablemente, estos aspectos aún no se han materializado. Entre las razones parece estar que no se considera el decrecimiento futuro y que los humanos actualmente vivos, prefieren que este tema lo solucionen (paguen) las próximas generaciones.
Un conjunto de indicadores medioambientales revelan que si la humanidad no cambia su estilo de desarrollo, en menos de un siglo colocaremos en serio riesgo la supervivencia del planeta y del género humano. Como nos recuerda Mészáros, a cada nueva fase de postergación forzada, las contradicciones del sistema del capital sólo se pueden agravar, acarreando consigo un peligro aún mayor para nuestra propia sobrevivencia. El ecosocialismo contemporáneo nace precisamente como una respuesta a esta dimensión autodestructiva del capitalismo y se plantea como una alternativa racional y factible ante la crisis socioambiental y civilizatoria que enfrenta la humanidad.