Agricultura regenerativa y Permacultura, bases para diferenciarlas
La agricultura y permacultura, son dos disciplinas diferentes, mientras que la primera es un conjunto de estrategias y técnicas para vivificar el suelo, … Leer Más
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La acelerada propagación del virus COVID-19 ha paralizado la agenda internacional. Mientras en China, ya van varios días sin que se registren nuevos … Leer Más
Las enfermedades transmitidas de animales a humanos van en aumento y empeoran porque los hábitats silvestres están siendo destruidos por la actividad humana. Los científicos … Leer Más
Las aves se han perdido en una proporción mayor a una de cada cuatro en diversos grupos y hábitats, en lo que los … Leer Más
La industria turística ofrece servicios que muchas veces esconden maltrato y crueldad hacia los animales. Para saber cómo dejar de contribuir con estas prácticas, es importante entender que los animales pertenecen a la naturaleza.
Los hábitats naturales de América Latina y África serán los más alterados por el desarrollo. La población mundial alcanzó los 7.000 millones en 2011. En julio pasado ya éramos 300 millones más. Las previsiones de la ONU estiman que en 2050 la cifra llegará hasta los 9.700 millones de humanos sobre el planeta. Además, el crecimiento poblacional no es solo cuantitativo. En países emergentes como China, India o Brasil, la clase media no deja de crecer. A poco que se cumplan los objetivos de desarrollo del milenio, muchos más verán mejoradas sus condiciones de vida. Pero el desarrollo humano tendrá su coste: al menos otro 20% de los hábitats naturales que quedan tendrán que ser sacrificados.
Pueden ser voraces sapos de caña o molestas ardillas: hay criaturas que invaden un lugar al que no pertenecen y causan estragos. Compiten con los animales locales, devoran recursos y se convierten en plagas.
Existen dos planteamientos para conservar la biodiversidad: proteger las especies y las poblaciones individuales o proteger los hábitats en los que viven. Lo esencial es la conservación de ecosistemas enteros, asegurando su funcionalidad.
Cada vez más “capacidad” para modificar el hábitat resulta en cambio incapaz de, a su vez, no destruirlo. ¿Podemos los humanos, vivir, sobrevivir sin hábitat natural? Parece una pregunta tonta, y sin embargo, hay quienes están proyectando cómo hacerlo. Ése es el reto para la humanidad. Reto que se ha ido formando desde hace ya tiempo, y que las sociedades concretas se han negado a asumir.
Los biólogos de InfoZoos analizan factores determinantes para la salud física y mental de los habitantes de los zoos, como que el habitáculo sea lo más parecido posible al lugar donde vive el animal en libertad, y una composición de grupos similar a la que se daría en libertad. La fotografía de un cachorro de mono en un zoo canario tratando de escalar por un árbol pintado en la pared de una jaula completamente diáfana o la imagen de un rinoceronte blanco dando vueltas en círculo durante horas en un parque valenciano resume la sensación de frustración que en demasiadas ocasiones sufren los animales silvestres alejados de su ambiente natural.
Un bosque es un ecosistema natural complejo, dominado por especies arbóreas autóctonas locales y su vegetación acompañante, animales, hongos y microorganismos del suelo. Todos estos elementos establecen entre sí interrelaciones perdurables en el tiempo, autoabasteciéndose sin necesidad de la intervención del ser humano, no es por tanto, un conjunto de árboles uniformes y de idéntica edad.