El control de la Hidrovía, un viejo sueño norteamericano
La Hidrovía Paraguay-Paraná es una de las obras clave reclamadas por las grandes empresas del agronegocio desde hace muchos años, así también su … Leer Más
La Hidrovía Paraguay-Paraná es una de las obras clave reclamadas por las grandes empresas del agronegocio desde hace muchos años, así también su … Leer Más
Si los reguladores de EEUU y la UE no lo frenan, tres empresas controlarán casi el 60% de las semillas, casi el 70% de los pesticidas y productos químicos para el cultivo alimentos y casi todas las patentes de los transgénicos. "Estas nuevas mega-corporaciones van a expandir su poder y eliminar de la competencia a las pequeñas empresas locales", advierte un analista.
Si algo le faltaba a la nefasta corporación Monsanto era un ejército oficial de asesinos a sueldo. Monsanto YA ES la corporación “Umbrella” de Resident Evil, pero en el mundo real. Controla el suministro de alimentos, comparte financistas con la industria farmacéutica y fabrica armas nucleares y biológicas. Así lo revela un reporte de Jeremy Scahill para The Nation donde expone que el ejército mercenario más grande del planeta, (conocido antes como Xe Services y, más recientemente, “Academi”).
El libro de papel, en su linealidad y su finitud, en su materialidad y su presencia constituye un espacio silencioso que hace fracasar el culto a la velocidad y la pérdida de sentido crítico. Es un punto de anclaje, un objeto de inscripción para un pensamiento coherente y articulado, fuera de la red de flujos incesantes de información y solicitud: sigue siendo uno de los últimos lugares de resistencia.
A los extranjeros se les entregan los yacimientos de crudo a bajos costos. Los monopolios en las regiones donde exploran no resarcen los grandes daños a los ecosistemas y la infraestructura. Además, han traído la violencia y el fortalecimiento de paramilitares a sueldo, como el caso de la OXI, la BP-Amoco y la española Repsol, que se han visto vinculadas por patrocinar a grupos de militares que han violado los derechos humanos. El aumento de las desigualdades sociales, el constante deterioro del medio ambiente y la pérdida de la soberanía, muestran los intereses que defienden nuestros gobernantes pro imperialistas.
La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres humanos sino consumidores. Para el capitalismo no existe la madre tierra sino las materias primas. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la muerte… la vida misma. Todo, absolutamente todo, se vende y se compra en el capitalismo. Y hasta el propio “cambio climático” se ha convertido en un negocio.