Inteligencia artificial: ¿la nueva dependencia?

Entre los cambios en curso en el mundo, uno que pronto será de los más ubicuos es la expansión de la llamada “inteligencia artificial” (IA) en un sinfín de áreas, que significará transformaciones significativas en la economía, el trabajo, el convivir social y muchos otros ámbitos. La IA implica básicamente la capacidad informática de absorber una enorme cantidad de datos para procesarlos –mediante algoritmos– con el fin de tomar decisiones en función de una meta específica, con una rapidez y en volúmenes que superan ampliamente la capacidad humana.

Cambio de época y contradicciones en un mundo global

Es difícil no tomarse en serio que estemos cerrando una era histórica. El mundo que abandonamos poco tendrá que ver con el que surgirá de los cambios y puntos de inflexión que se avecinan. Los tiempos de tránsito –el interregno al que se refería Gramsci al designar un periodo de tiempo indeterminado en el que el viejo mundo no termina de morir mientras el nuevo tarda en nacer– son periodos de crisis. Y el momento presente, indiscutiblemente, lo es.

De la obsolescencia programada al papel de lo efímero

La obsolescencia programada es un fenómeno que ha pasado del desconocimiento a hacerse un hueco en la actualidad informativa, lo que ha supuesto que reciba un gran rechazo social al ser concebido como un fraude frente al consumidor. Sin embargo, no puede ser considerado como un problema aislado, y es importante analizar el papel que cumple ésta y otras formas obsolescencias en el modelo de consumo, así como sus consecuencias sociales y ambientales y las alternativas existentes.