Mediante un decreto presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo restituye la zona arqueológica de Toniná al pueblo chiapaneco, poniendo fin a un conflicto de más de dos años que mantuvo cerrado el acceso a la acrópolis más grande de México y Mesoamérica. Se trata de una decisión que beneficia tanto al turismo cultural como a especialistas en arqueología e investigadores.
Claudia Sheinbaum pone fin al conflicto que mantuvo la zona arqueológica cerrada desde 2023
El decreto de la presidenta Claudia Sheinbaum finaliza el conflicto por derechos de propiedad que bloqueó el acceso a la acrópolis de Toniná a fines de 2023. Lo que sucedió fue que el propietario del terreno por el cual se accede a la zona arqueológica, José Alfonso Cruz Espinosa, consideró que no recibía una compensación acorde para permitir que el público circulara por su tierra (lo hizo durante más de 40 años) y decidió cerrar el acceso a su propiedad privada.
El cierre afectó gravemente al turismo cultural en la zona y también a investigadores con intereses científicos en los vestigios arqueológicos de Toniná. En septiembre de 2025, el gobernador Eduardo Ramírez ya había anunciado la intención de las autoridades de expropiar los terrenos que bloqueaban el acceso a la acrópolis.
En el boletín 684 del Gobierno de México informa que a través del decreto se recuperaron nueve hectáreas de un terreno ubicado en el polígono de la zona arqueológica, lo que permite reabrir el acceso público al sitio patrimonial para «contribuir a su investigación, conservación y a su vinculación con las comunidades originarias aledañas».
La importancia de la zona arqueológica de Toniná
El conflicto tenía tal relevancia porque en Toniná se encuentra la acrópolis más grande de México y Mesoamérica, con una fachada de 320 metros y una altura de más de 75 metros en su punto más alto (más elevada que la pirámide del Sol en Teotihuacán). Su estructura incluye una gran acrópolis con una escalinata de 260 escalones, 13 templos, 40 altares y complejos de palacios, un vestigio arqueológico sumamente complejo de la civilización Maya.
Esta ciudad fue en su tiempo (entre los siglos VII y IX) un centro importante del poder militar maya, famosa por sus enfrentamientos con el reino de Palenque y sus monumentales inscripciones jeroglíficas, las cuales cuentan más de 300 historias de gobernantes, conquistas y eventos rituales.
La decisión de Sheinbaum se inscribe en su política más amplia de «justicia territorial» para pueblos originarios
Durante 2025, el gobierno federal ha firmado numerosos decretos restituyendo tierras a comunidades indígenas, como las más de 6000 hectáreas en la Sierra de Tarahumara y las más de 5900 al pueblo Wixárika, entre un total de 53 000 hectáreas restituidas. Cabe mencionar que la reforma constitucional de 2024 reconoció a los pueblos originarios como «sujetos de derecho público», lo cual les otorgó derechos explícitos a la tierra, el agua y capacidad de decisión sobre su territorio.
Aunque la zona no es un territorio indígena activo, donde actualmente viva un pueblo originario, la restitución del mismo representa un acto simbólico de devolución del patrimonio cultural e histórico al pueblo de Chiapas.
La secretaria de cultura del Gobierno de México, Claudia Curiel de Icaza, celebró que con la medida «se devuelve su titularidad al pueblo de Chiapas para su protección, conservación y acceso». Además señaló que desde su Secretaría, en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), avanzaron en «un acto de justicia histórica y de reconocimiento a nuestra memoria e identidad».
Esta restitución en particular, la de Toniná, implica que el sitio arqueológico podrá reabrirse al público nuevamente, generando múltiples beneficios como la reactivación del turismo cultural en Ocosingo y la reintegración de la zona a los circuitos de investigación arqueológica del INAH. Cabe destacar, además, que en 2026 México ostentará la presidencia del Mundo Maya.
