Este martes se llevó a cabo la sexta congregación general de cardelaes como parte de los preparativos del próximo cónclave, en la que además de hacer lectura y re lectura de la constitución Universi Dominici Gregis, los purpurados meditan y reflexionan sobre la importantisima labor que tienen de elegir entre ellos al próximo líder de la Iglesia católica.
En ese sentido, la meditación inicial en esta sexta reunión fue pronunciada por el cardenal Dom Donato Ogliari, abad benedictino de San Pablo Extramuros, quien se dirigió a todos los presentes con un discurso que llama a la observación de sí mismos, tomando en consideración el rol fundamental que tienen para el mundo al participara en el cónclave donde se elegirá al sucesor del obispo de Roma.
Una Iglesia que trabaje para la humanidad
Ogliari, durante su discurso reflexionó sobre el papel de la Iglesia en el mundo actual, señalando que es Cristo quien debe estar en el centro y por tanto son los valores de la paz, el diálogo, la fraternidad y el amor los que deben reinar en la gestión del sucesor próximo a ser elegido y por lo tanto debe ser el Espíritu quien protagonice verdaderamente los diálogos que los cardenales tendrán durante el cónclave que dará inicio el 7 de mayo.
El llamado a la reflexión de Dom Ogliari se refirió al profundo desafío de la Iglesia en el mundo actual, acotando las situaciones internas que aquejan a esta institución, como los abusos cometidos por religiosos, el trato que se ha dado a la mujer, el burocratismo existente en el ministerio del sacerdocio, entre otros duros cuestionamientos que se hacen al catolicismo y que le ha costado la pérdida de creyentes en la fé.
Esto, acotó, no como preocupación por el conteo de fieles o como un acto de autocompasión, sino como elemento que recuerde la presencia de la Iglesia en todo el mundo y el bien que esta debe hacer a la humanidad, siendo un faro de luz que mediante «la presencia viva del Resucitado» abra las puertas de la paz dando testimonio del Dios vivo entre todos los que hacen de sus dones los hechos del mundo.
El corazón abierto sobre los pobres
Dom Ogliari, también sostuvo palabras en referencia a la preocupación que tienen muchos de los fieles católicos en cuanto a que quien resulte elegido en este nuevo cónclave se encuentre dispuesto mantener en parte las doctrinas del fallecido papa Francisco, relacionadas con la mirada a los más desfavorecidos, las minorías, los migrantes, dejando entrever que esta no fue una decisión de Bergoglio sino una convicción de la Iglesia.
El cónclave debe ser abierto al Espíritu
Ell llamado del abad benedictino se fundamentó en la generación de un profundo exámen interno en todos y cada uno de los cardenales que ingresarán al cónclave y por lo tanto son elegibles como futuro sucesor de Bergoglio como obispo de Roma, a quienes instó a pedir que Dios encienda sus mentes e ilumine sus ojos para actuar siempre por el bien de la Iglesia.
Así, indicó que el cónclave debe ser abierto completamente al mundo, a través de «la libertad del Espíritu», como fuente de creación, pues este momento tiene consecuencias únicas y profundas para la Iglesia y para el mundo y por lo tanto el hombre, los cardenales deben encontrarse siempre acompañados de la fuerza de Dios y la gracia de Cristo para que la Iglesia pueda continuar siendo una institución viva en obras.
Igualmente, la reflexión durante esta sexta congregación invitó a los purpurados a comprender que es su dimensión humana que participará en el cónclave y por tanto un exhaustivo escrutinio de sus acciones y su espíritu es lo que les permitirá seleccionar al nuevo líder católico con la actitud mansa y humilde de Cristo, de manera que la Iglesia viva y a su vez vivifique a Dios en el mundo entero.