En Torreón, bajo un clima de expectativa mundialista, México y Uruguay disputaron un amistoso internacional que prometía mucho más de lo que finalmente entregó debido a que el encuentro, parte de la preparación rumbo al Mundial de 2026, se jugó con intensidad, pero sin grandes emociones.
Primeras impresiones de este encuentro internacional
Las oportunidades aparecieron por momentos, aunque ninguna logró romper la paridad, y así, casi sin proponérselo, el duelo terminó reflejando exactamente lo que su desarrollo insinuó desde el arranque: un equilibrio absoluto entre ambos equipos. El inicio del partido dejó ver a un México ordenado y dispuesto a tomar la iniciativa desde los primeros pases.
Javier Aguirre, al frente del equipo, apostó por la posesión y por presionar la salida charrúa; esa insistencia provocó la jugada más clara del arranque: un error de Mathías Olivera al minuto 13 que dejó a Raúl Jiménez frente al arco. En cambio, México pasó por penales ante Argentina y jugará octavos de final. De igual manera, el delantero alcanzó a perfilarse, pero Santiago Mele achicó a tiempo y evitó el gol.
Pero el Tri se movía con soltura, especialmente por los costados, donde Roberto Alvarado e Hirving Lozano exigían a la defensa rival. Sin embargo, la puntería no acompañó a Jiménez en dos ocasiones; quedó cerca de abrir el marcador, aunque la definición no le alcanzó para culminar las acciones, siendo que en la tribuna, la sensación era clara: México dominaba, pero no lastimaba.
Ese dominio coincidió con el eje del partido; a pesar del empuje mexicano y de algunas dudas en la defensa celeste, el marcador no se movía. A esa altura, ya quedaba claro el desenlace que se confirmaría más tarde: México y Uruguay no se sacaron diferencia.
Ajuste de Uruguay y un duelo más trabado
Para la segunda mitad, Marcelo Bielsa movió piezas y el cambio se notó debido a que Uruguay adelantó líneas, presionó más arriba y México comenzó a sentirse incómodo; así el partido se volvió tenso, de esos que se juegan en la mitad de la cancha, donde cada pase parece una pequeña batalla perdida o ganada.
Asimismo, Facundo Torres generó la opción más peligrosa de la visita a los 66 minutos, con un disparo cruzado que obligó a una gran atajada de Raúl «Tala» Rangel, pero un minuto después, la respuesta mexicana llegó con el joven Gilberto Mora, quien se animó a rematar de tres dedos dentro del área, pasando el balón muy cerca del poste.
Cabe mencionar que el ritmo había cambiado: menos control, más roces, más reclamos, pero lo cierto es que aun así, cada aproximación terminaba igual: sin goles, sin una jugada que rompiera el equilibrio que ambos equipos defendían casi sin querer.
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