La caída de una de las principales figuras del cártel se dio en medio de un operativo del Ejército y la Guardia Nacional en la localidad de Navolato. El grupo que acompañaba a «El Perris», se enfrentó a los tiros con las fuerzas de seguridad para intentar evitar ser arrestados.
Los Chapitos pierden al Perris
Jorge Humberto Figueroa Benítez, también conocido como «El Perris» o «El 27», fue abatido por un grupo de fuerzas especiales del Ejército Mexicano durante un enfrentamiento armado el pasado viernes, en medio de un operativo que incluyó fuerzas terrestres con apoyo aéreo en la comunidad de Bariometo del municipio de Navolato, Sinaloa.
El operativo rompió con la cotidianeidad de la comunidad de Bariometo durante la tarde del pasado viernes, generando alerta y preocupación por parte de los vecinos de la zona al escuchar disparos y el sobrevuelo de helicópteros por la zona.
Esto fue confirmado por las autoridades nacionales, quienes aseguraron que no se trató de enfrentamientos armados entre civiles o bandas criminales, sino de una operación de intervención autorizada.
En el operativo participaron elementos del Ejército, la Guardia Nacional y corporaciones estatales, en coordinación con el Grupo Interinstitucional, como parte de una estrategia de seguridad previamente planificada.
Si bien no se dieron detalles específicos del accionar de las fuerzas de seguridad durante la operación, garantizaron que el objetivo de la movilización de tropas ejecutada en la región, busca asegurar la paz y seguridad de los habitantes de Navolato.
No obstante, se pudo constatar la muerte de Jorge Humberto Figueroa Benítez, «El Perris», considerado una de las figuras clave de la facción de los Chapitos, dentro de la disputa de poder al interior del cártel de Sinaloa. La muerte de «El Perris» implica un duro golpe a la organización criminal que dirigen los hijos del Chapo Guzmán.
Buscado, peligros y, finalmente, abatido
Con la caída de Jorge Humberto Figueroa Benítez, la facción de Los Chapitos en particular, y el Cártel de Sinaloa en general, pierden a uno de sus principales efectivos, perseguido incluso por el gobierno de los Estados Unidos, que había puesto una recompensa por su captura de 1 millón de dólares.
Hasta el pasado viernes, «El 27» operaba bajo el mando directo de Iván Archivaldo Guzmán y es señalado por coordinar y llevar adelante el secuestro de Ismael «El Mayo» Zambada para ser entregado al gobierno de los Estados Unidos en julio del año pasado.
Según la investigación que sigue las actividades de los Chapitos, «El Perris» comandaba el aparato de seguridad que protege a los hijos del Chapo Guzmán, al mismo tiempo que supervisaba los equipos de seguridad personal de Néstor Isidro Pérez Salas «Nini», con quien coordinaba las actividades de los «Ninis», subgrupo bajo el ala de los Chapitos, encargados principalmente de la seguridad de los jefes del cártel.
Buscado por Estados Unidos, abatido por fuerzas mexicanas
Nacido en Sinaloa el 2 de septiembre de 1989, El historial criminal de «El Perris» comenzó trabajando para Los Dámaso, otra facción del Cártel de Sinaloa, antes de unirse a Los Chapitos y al grupo conocido como Los Ninis.
Además, se le vincula con la batalla de junio de 2020 en Tepuche, donde Los Chapitos se enfrentaron a Los Rusos, otra facción del cártel.
La violencia extrema ejercida por «El 27» lo hizo ganar notoriedad y denuncias tanto de la justicia mexicana como de la estadounidense que, en abril de 2023 a través del juzgado federal del Distrito Sur de Nueva York, lo denunció formalmente por ser miembro de una de las bandas de crimen organizado más grandes y peligrosas de México.
Entre los múltiples cargos que se le atribuían destacan las acusaciones de conspiración para la importación de fentanilo, conspiración para el tráfico de fentanilo, posesión de ametralladoras, dispositivos destructivos, conspiración para poseer ametralladoras, dispositivos destructivos y conspiración para el lavado de dinero. Así como la tortura y asesinato de una mujer en 2022, a quien inyectó dosis letales de fentanilo.
La caída del «Perris» suma un nuevo capítulo al largo historial de luchas entre las fuerzas de seguridad y el ejército mexicano, y las organizaciones criminales dedicadas, principalmente, al narcotráfico, que se esconden en el país azteca y usan a la población civil como rehenes y escudo para sus actividades delictivas.
