Más de dos años después de la tragedia que estremeció a la frontera norte de México, el exjefe del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez, se presentó en un acto público de disculpa. Lo hizo frente a familiares de migrantes fallecidos y a sobrevivientes del incendio ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez.
El contexto en el que se llevó a cabo el siniestro
La noche del 27 de marzo de 2023, una protesta en la estancia provisional del INM derivó en un incendio que se propagó en cuestión de segundos. Además, en el lugar se encontraban hacinados alrededor de 70 migrantes, pero la falta de ventilación, la reja cerrada con candado y la ausencia de medidas de seguridad agravaron la tragedia.
En este caso, el saldo fue devastador porque 40 personas murieron y 28 resultaron con heridas graves, siendo que las grabaciones de las cámaras de seguridad revelaron cómo los custodios salieron del recinto sin liberar a los detenidos que pedían ser liberados (este fue el acuerdo integral), lo que generó una fuerte condena nacional e internacional.
Asimismo, el caso expuso no solo la negligencia en la operación de los centros migratorios, sino también las carencias de una política enfocada en la contención más que en la protección de derechos. Fue el peor incidente de este tipo registrado en México.
Además, las condiciones de reclusión, denunciadas desde años atrás por organismos civiles y defensores de derechos humanos, se confirmaron en el episodio más mortífero registrado en un centro migratorio del país.
Disculpas públicas ocurrieron después de más de dos años
En esta oportunidad, en el Museo de la Ciudad de México, Garduño Yáñez pronunció las palabras que familiares y víctimas llevaban tiempo esperando, aunque no todos lo recibieron con alivio. “A todos les ofrezco con humildad una profunda disculpa por el sufrimiento y daño causado a ustedes y a su familia”, expresó el exfuncionario.
Cabe mencionar que reconoció que las personas fallecidas eran de “países hermanos” y que buscaban un futuro mejor, pero enfrentaron violaciones a derechos humanos que jamás debieron ocurrir; por eso evitó señalar responsabilidades directas sobre su gestión y se limitó a pedir que los culpables no queden impunes.
Pero en este caso un punto clave a tener en cuenta es que esta disculpa no sería espontánea debido a que formó parte de las condiciones impuestas por el juez Víctor Manlio Hernández Calderón, dentro de la causa penal 237/2023, como requisito para suspender de manera condicional el proceso en su contra y permitirle enfrentar el caso en libertad.
Los cuestionamientos y el testimonio más esperado por la tragedia
La respuesta de los sobrevivientes en este caso; Eduardo, un migrante venezolano, relató: “Al pisar el aeropuerto se me vino el mundo encima”, y aunque reconoció la dureza del momento, sostuvo que debía seguir adelante por sus hijos.
Otro de los sobrevivientes, Wilson, originario de Guatemala, se desplazó con una andadera debido a las secuelas físicas que le dejó el incendio. Allí, afirmó: “Es difícil porque una disculpa no cambia tu vida, no cambia nada una disculpa, no cambia el dinero, no cambia nada, no vale la pena una disculpa ‘y se acabó el show’, no, tu vida ya no va a ser como antes”.
Lo cierto es que organizaciones civiles como la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) y la Fundación para la Justicia (FJEDD) acompañaron el evento.
Cabe mencionar que estas instituciones indicaron que el gesto no debe interpretarse como exoneración, sino apenas como un primer paso dentro de un proceso más amplio de reparación integral (a salud mental en la comunidad latina), pero recordaron que el juicio sigue en curso y que otros funcionarios, incluidos agentes migratorios, enfrentan cargos por homicidio y lesiones.