Como parte de un esfuerzo interinstitucional cuya importancia tiene un impacto significativo en lo que a la salud pública se refiere, la Secretaría de Salud formaliza el presente 21 de diciembre de 2025, un convenio de colaboración que lleva la intención de proporcionar protección a uno de los sectores más vulnerables que hay: los adolescentes y jóvenes que han sobrevivido al cáncer. Por medio de la alianza de los Institutos Nacionales de Cancerología (INCan), de Pediatría (INP) y el Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG), se articula la condición de pacientes con el objeto de tener una «transición ordenada y segura» al momento de trasladar la atención pediátrica a la de adultos.
Una transición ordenada ante el incremento de la supervivencia
En el comunicado se puso de manifiesto que la Oncología pediátrica tiene un nuevo reto (en términos positivos) al haber incrementado la tasa de supervivencia. Esto hace que el sistema de salud tenga que desarrollar un proceso ordenado y gradual para que los que han superado oncológicamente la infancia se integren dentro del modelo de adultos y que no pierdan en el camino la calidad del mismo.
La oncóloga pediatra del INP, María Fernanda Fernández Bautista, señaló que su institución presenta una cifra de aproximadamente 216 nuevos casos anuales. En esta línea apuntó a la creación y consolidación de la Clínica de Supervivientes del Cáncer del INP, donde «se realiza un seguimiento integral desde recién nacidos hasta jóvenes adultos» lo que es clave para detectar de manera precoz las secuelas más frecuentes, así como las secuelas tardías que se suelen observar tras los tratamientos tan agresivos.
Seguimiento de las secuelas y nuevos riesgos
La necesidad de este apoyo, se debe a la complejidad clínica de los supervivientes. Gabriela Hernández, oncóloga pediátrica del Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG), advirtió que, aunque cada vez más niñas y niños, así como adolescentes, sobreviven a la enfermedad, estos pueden presentar «efectos adversos a largo plazo».
Por ello, la especialista hizo hincapié en que se requiere una vigilancia en la evolución de áreas críticas como «crecimiento, funciones orgánicas, fertilidad, riesgos de segundos cánceres y salud psicosocial». El convenio también apunta a que esta vigilancia no se vea afectada por la burocracia o falta de comunicación de las instituciones cuando se llega a la mayoría de edad.
El modelo de atención para jóvenes adultos
A fin de dar cierre al círculo de atención, Erika B. Ruiz García, oncóloga médica del INCan, expuso los avances de la Clínica de Atención de Adolescentes y Jóvenes Adultos, un espacio que inició operaciones en 2022 con un claro objetivo: «Cerrar la brecha entre la oncología pediátrica y la de adultos, atendiendo pacientes hasta los 29 años de edad».
El INCan se consolida con este modelo como un referente nacional con un promedio anual de carga de trabajo de entre 150 y 160 pacientes. Esta estrategia corresponde a una de las líneas de trabajo de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE) encaminadas al fortalecimiento de la transición en enfermedades crónicas a fin de que el éxito correspondiente al salvar una vida en la infancia se sostenga con la calidad de vida en la adultez.
La pretensión última de esta red es evidente: «fomentar la transición de los cuidados en enfermedades crónicas de origen pediátrico», de tal manera que el sistema de salud mexicano no sólo dé vida en la infancia, sino que asista a dichas vidas a cohabitar con la infancia a una vida adulta llena y satisfactoria. Las instituciones que firmaron el acuerdo coincidieron en que esta colaboración permitirá «articular esfuerzos médicos, académicos y asistenciales» bajo un enfoque centrado en el paciente.