La presidenta Claudia Sheinbaum aprovechó su conferencia matutina para hablar de algo que se relaciona con Washington: la entrega de agua pendiente a Estados Unidos. Tras dos días de reuniones entre equipos de ambos gobiernos, la mandataria aseguró que hay avances «reales» y que las negociaciones podrían cerrar un acuerdo en cuestión de horas, pero lo más relevante es que ya existen acuerdos previos, obras hechas y compromisos en marcha que moldean la negociación actual.
Una negociación técnica marcada por la sequía
Sheinbaum explicó que los encuentros iniciaron el martes y continúan hoy, pero no los describió como un proceso con cierta complejidad, sino como conversaciones «que van bien». Según sus palabras, «tiene un reconocimiento de ambos países que fueron cinco años de sequía».
Además, el retraso acumulado no obedeció a una falta de voluntad: «No es porque no quisiera México, sino que hubo sequía, porque no había agua, algo tan simple como eso». Esto funcionó como eje para explicar que, en el tratado de 1944, pese a que Trump apunta a que contaminan el agua, el gobierno federal prevé que si un país no puede cumplir en cinco años, puede hacerlo en el siguiente quinquenio.
Cabe mencionar que la mandataria agregó que el 2025 registró más lluvia que «2024, 23 y 22», algo que permite manejar con más margen la entrega comprometida. De ahí sale su expectativa: «En estos días se ha venido trabajando y el día de hoy, es decir, no hay problema, porque ya hay acuerdo desde hace rato. Yo espero que hoy mismo pueda llegarse a un acuerdo», afirmó frente a la prensa.
Dos acuerdos previos y obras binacionales en curso
La presidenta también aclaró que este proceso no nace de cero. «Ya hay un acuerdo… que derivó en la construcción de una planta de tratamiento, que la hicieron los ingenieros militares y que ya está funcionando», recordó. En ese sentido, esa obra fue diseñada para reducir la contaminación que durante años terminó en el Pacífico proveniente del drenaje de Tijuana.
A eso se suma otro entendimiento más reciente, firmado entre la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. La jefa de Estado explicó que este convenio incluye un compromiso estadounidense: «Ellos tienen que ampliar una planta de tratamiento que está en San Diego; todavía no lo hacen, ellos tienen que cumplir con eso».
Del lado mexicano, la lista incluye la ampliación de la planta ya operativa y la construcción de nuevos colectores a partir del próximo año. Sin embargo, el objetivo es doble: frenar la contaminación histórica y poner en orden el manejo de aguas residuales que cruzan o impactan la franja fronteriza.
Trump, las tarifas y el límite físico del agua
Consultada sobre la publicación reciente de Donald Trump, la mandataria mexicana apuntó que eso no cambió nada. «Es que hay una mesa de trabajo… ya venía la mesa de trabajo con relación al tratado de 1944», respondió y dejó claro que la publicación no detonó ninguna reunión adicional: los encuentros ya estaban pactados desde antes.
Asimismo, la presidenta evitó engancharse en el tono político del mensaje y se concentró en un punto estrictamente técnico. «En donde se determina de acuerdo a lo establecido en el tratado cuánta agua se puede entregar y cuándo, de acuerdo a las posibilidades físicas y de cantidad de agua que tiene México», dijo.
Hay que tener en cuenta que luego agregó un ejemplo simple pero contundente: «Si tienen un ducto de cierto diámetro, por más que tuvieras más agua, no puede salir más agua por ese ducto». Sheinbaum insistió en que no se trata de una disputa política, sino de cálculos hidráulicos, disponibilidad real, protección del consumo humano y agrícola en México. Al término de su explicación, la presidenta dejó una sensación de avances; hay voluntad de ambos lados y hay acuerdos previos que facilitan el cierre del nuevo documento.
