La noche en el Olímpico Benito Juárez tuvo de todo; por momentos, parecía empujar a los locales hacia una hazaña, pero Toluca, con esa mezcla de calma y puntería que suele mostrar en liguillas, se llevó un triunfo clave por 2-1 que lo deja muy bien parado para la vuelta, pero no fue un partido perfecto, ninguno lo es a estas alturas, pero sí uno que dejó claro quién llega con más oficio en la búsqueda del boleto a semifinales.
Juárez pega primero, pero Toluca no se desordena
El duelo comenzó con ritmo frenético, el tipo de intensidad que uno espera cuando un equipo juega su primera liguilla y quiere demostrar que no está ahí por casualidad, pero la afición de Juárez se metió rápido, empujó, gritó, soñó. Y durante varios minutos dio la sensación de que el plan estaba saliendo justo como lo pensó Martín Varini.
Juárez salió con la convicción de hacerse sentir desde el primer instante, pero apenas al minuto 3, Jesús Murillo encontró un espacio tras un tiro de esquina, se elevó sin marca y conectó un cabezazo certero para el 1-0, pese a que en el año Toluca fue irregular, dejando en claro que el estadio explotó; parecía la noche ideal para ‘Los Bravos’.
Durante varios momentos del primer tiempo, el equipo local mantuvo la presión alta y consiguió llevar el juego cerca del arco rival. Toluca, por su parte, decidió no entrar en el caos, pero bajó revoluciones, acomodó líneas y apostó por ese fútbol paciente que suele desesperar al contrario, siendo que aun así, los escarlatas tardaron en generar peligro claro.
Sin dudas, el cierre de la primera mitad dejó en claro que Juárez con la energía a tope, empujado por su gente; Toluca, en cambio, midiendo tiempos con la intención de esperar su momento en el partido, como si supiera que la oportunidad llegaría tarde o temprano.
El empate cambió el tramo del partido
En esta oportunidad, el complemento trajo otra versión de los ‘Diablos’, ya que se mostraron más agresivos, con mejor tránsito de balón y encontrando espacios donde antes no había nada. Así, al minuto 55, una jugada de táctica fija terminó en una serie de rebotes que Antonio «Pollo» Briseño aprovechó para firmar el 1-1; lo que sucedió es que el golpe cayó pesado en los Bravos.
Sin Alexis Vega, que todavía está afuera por lesión, Toluca encontró en Helinho a su jugador más inquieto, ya que el brasileño encaró, amagó, filtró balones y obligó a la defensa local a retroceder varios metros. «Bravos de Juárez», que había comenzado con personalidad, empezó a sufrir cada avance.
Asimismo, la inercia del partido ya era distinta, pero «Los Bravos», conscientes de que el empate no era suficiente, empezaron a acelerar, pero dejaron espacios que Toluca leyó a la perfección. Y cuando un equipo como este encuentra huecos, suele lastimar.
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