Sabemos que China es un país muy poderoso, cuya influencia se ha extendido por todo nuestro planeta, sin embargo, que ya haya ganado bastante territorio no significa que vaya a detenerse, sobre todo cuando se trata de liderar la industria automotriz y para lograrlo, sus marcas han invadido todos los países incluyendo a México demostrando que a pesar de las normas y restricciones, no va a detenerse.
Un mundo cada vez más globalizado
Vivimos en un mundo totalmente globalizado, lo cual nos ha traído grandes ventajas a nivel económico y sobre todo al momento de adquirir nuevas tecnologías, sin embargo esto también provoca que la competencia sea cada vez mayor.
Para muchos países, el desafío ya no es solo atraer inversión extranjera, sino proteger a su industria local de los productos importados a precios muy bajos, lo cual se ha vuelto un gran desafío para las economías que buscan mantener sus bases productivas y evitar una dependencia total del exterior.
México no se queda afuera de esto y con el fin de la resguardar a su industria de un gigante comercial, ha propuesto un arancel histórico, una barrera fiscal que, en teoría, debería frenar el avance de vehículos extranjeros de bajo costo que están inundando su mercado.
Pero a pesar de que esta barrera parecía ser insuperable, los expertos no están convencidos de su efectividad y advierten que la estrategia podría no ser suficiente para detener una fuerza que ya ha ganado un impulso considerable.
Sucede que el gobierno mexicano, quiere imponer un arancel de hasta 50% a los autos importados de China, pero a pesar de la medida, analistas de mercado creen que las marcas chinas se mantendrán competitivas y nadie podrá detenerlas.
México intenta detener a China
El plan para detener a China fue impulsado por el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y no solo considera autos, sino también refacciones, repuestos y motocicletas, buscando impulsar la fabricación de componentes dentro del país y reducir la dependencia de las importaciones.
El proyecto forma parte de un Plan Nacional de Desarrollo, que busca revertir el modelo económico que priorizó la importación barata. Para lograrlo, la medida también afectaría a otras industrias como la textil, plástica, siderúrgica y del aluminio.
Pero aun con un arancel del 50%, los especialistas advierten que la capacidad de China para producir a costos extremadamente bajos les permitiría absorber la mayor parte de la tarifa y seguir manteniendo precios muy bajos.
Un claro ejemplo es el BYD Dolphin Mini, que se vende en México por 415 800 pesos, mientras que el Chevrolet Bolt, de General Motors, cuesta 658 700 pesos, aunque México también tiene coches eléctricos económicos.
Otro punto importante es que los vehículos chinos están llegando al mercado con tecnología avanzada, conectividad digital y sistemas de seguridad más modernos, lo que los hace mucho más atractivos que los coches tradicionales.
China parece ser imparable
El avance de China ya se ha visto en otros mercados. En Europa, las exportaciones de vehículos chinos cayeron, pero las marcas lograron recuperarse y actualmente, su cuota de mercado en el continente se acerca al 10%, lo que demuestra que con o sin barreras, la presencia china puede consolidarse.
El factor social también es clave en México, ya que, el poder adquisitivo en el país es más bajo que en Europa, por lo que cualquier aumento de precios impacta de inmediato en las decisiones de compra de los mexicanos.
Los expertos señalan que el arancel puede desacelerar la entrada, pero no detener la ola, de hecho, en la mitad de este año, México se convirtió en el principal receptor de autos chinos en el mundo con más de 280 100 unidades importadas.
Sin duda la situación la situación es compleja, pues si el gobierno aprueba el arancel, la medida pondrá a prueba la resiliencia de las marcas chinas y el bolsillo de los consumidores mexicanos, sin embargo, aún con el arancel, lo más probable es que China no se detenga y encuentre la manera de seguir compitiendo, sobre todo ahora que tiene una línea de coches futuristas en México.