Durante meses, la automotriz china BYD tanteó el terreno mexicano con la idea de instalar su primera fábrica fuera de Asia para abrirse paso en Norteamérica. Así, ingenieros viajaron, se hicieron estudios de ubicación y hasta se filtraron posibles alianzas pero la realidad se terminó imponiendo.
Ante el regreso de Donald Trump y su política de nuevos aranceles cualquier entusiasmo con respecto a esto se desvaneció. Sin embargo, nadie quiere invertir miles de millones sin tener claro cómo cambiarán las reglas del juego de un día para otro.
El caso recuerda inevitablemente lo que vivió Tesla: promesas de expansión que se quedaron en intenciones. En ambos casos, México parecía la puerta de entrada ideal, pero la geopolítica cambió los planes.
En cuestión de meses, Trump complicó el panorama
Con Trump de nuevo en la Casa Blanca, llegaron tarifas adicionales a autos importados desde México. También, General Motors encendió las alarmas advirtiendo pérdidas millonarias y ya mueve piezas para reubicar parte de su producción.
BYD no es ajena a este clima de problemas, así lo comunicó Stella Li, una de sus principales ejecutivas, dejó claro desde Brasil que la marca seguirá apostando por América Latina, pero sin apresurarse pero nada de comprometerse a largo plazo sin certezas sobre aranceles y permisos.
Mientras tanto, México confirma que la empresa nunca entregó un proyecto firme. Del lado chino, el Ministerio de Comercio tampoco se apresura: temen que tecnología valiosa acabe en manos de competidores estadounidenses.
Brasil se convierte en la clave para BYD
Si bien México queda en pausa, Brasil tiene un rol protagónico, porque en Bahía, BYD ya encendió motores para inaugurar su primera planta de autos eléctricos fuera de Asia. Lo cierto es que, se habla de 150 mil unidades anuales.
Esto marcaría un paso importante de la marca que pretende dominar la región, eso sí trabajadores tercerizados denunciaron condiciones laborales inaceptables. La justicia intervino, detuvo parte de las tareas y la empresa reubicó empleados en hoteles mientras revisaba contratos.
Para la firma china, fue todo un problema, pero su vicepresidenta aseguró que, de aquí en más, cada alianza local será revisada con lupa. Esto se debe a que no quieren más sobresaltos ni manchar la imagen de innovación con problemas laborales.
En México, todavía la venta sigue rodando
Que la planta se haya quedado en pausa no significa que BYD abandone el país, ese es el motivo por el que la marca presentó su nueva M9, una minivan híbrida de gran autonomía aproximadamente de 945 kilómetros, con capacidad para familias numerosas y un diseño pensado para destacar en el segmento premium.
De todas formas, este modelo combina motor turbo y sistema eléctrico, capaz de acelerar de 0 a 100 en apenas 8.1 segundos. Además, presume un consumo eficiente y detalles de lujo que apuntan a un comprador exigente como un motor de combustión turbo de 1.5 litros.
Tras cerrar su trato con Liverpool, BYD cambia su forma de vender siendo que ahora busca explorar abrir agencias propias o trabajar con distribuidores más especializados. El objetivo: consolidar ventas mientras la fábrica queda en stand by.
Una pausa que puede cambiar en adelante
De momento, la historia reciente de Tesla se repite ahora con BYD: un proyecto de fábrica congelado por la geopolítica y la incertidumbre de los aranceles. Aun así, México no desaparece del radar de la marca asiática.
Todo indica que, si las condiciones mejoran, BYD volvería a considerar una planta en territorio mexicano pero esto dependerá de cómo evolucione la relación entre China y Estados Unidos y si las tensiones comerciales se suavizan.
Por ahora, la estrategia es consolidar ventas y esperar que la situación sea más favorable para retomar la expansión. Mientras tanto, el mercado latinoamericano sigue siendo clave para la automotriz, que domina el sector eléctrico en Asia y busca replicarlo en este lado del mundo.