Un puerto sudamericano, a fines de mayo recibió al buque BYD Shenzhen, y te preguntarás sobre lo llamativo de esto, pero es que se trata del mayor transportador de vehículos del mundo. Esto dio inicio al desembarco masivo de coches chinos eléctricos provenientes de ese país, representando una ofensiva comercial.
Para ponernos en contexto, si hablamos de la empresa BYD, hay que destacar que se trata de una empresa líder mundial en producción de autos eléctricos e híbridos que eligió este país latino como uno de sus principales destinos en Sudamérica. Sin embargo, este buque fue apenas el cuarto envío de la marca en lo que va del año, con un total de más de 22 000 unidades entregadas solo en los primeros meses de 2025.
De todas formas, pese a que su desembarco marca un punto clave, BYD no es la única empresa que hay porque existen otras automotrices chinas que también comenzaron a explorar de manera agresiva el mercado brasileño. Al aparecer este fenómeno logístico, despertó la atención de naciones como México que tiene una industria automotriz similar.
Brasil es un terreno fértil para la expansión de coches chinos
Las tierras del país carioca cuentan con una estructura impositiva que permite que el país sólo imponga un 10% de arancel a la importación de vehículos eléctricos, esto hace que quede muy por debajo del 45% que aplica Europa o del 100% que exige Estados Unidos.
Asimismo, al tener esta diferencia esto le permite a los fabricantes asiáticos competir con precios muy bajos, además la propia Asociación Brasileña de Vehículos Eléctricos (ABVE) estima que este año las importaciones desde China podrían alcanzar las 200 000 unidades, un 40% más que en 2024.
Los porcentajes ya mencionados, representan cerca del 8% de todas las matriculaciones de vehículos ligeros en el país, pero el 80% del mercado de autos eléctricos en Brasil ya está dominado por compañías chinas. Por eso, México se encuentra observando estos datos, porque podría suceder que su propio mercado se vea afectado.
Organizaciones sindicales brasileñas en modo alerta
Al traer coches chinos, la principal crítica que se le hace a las automotrices del país asiático es que prometen fábricas que no concretan o que se posponen una y otra vez, al ver esto, ciertas organizaciones sindicales brasileñas, junto a la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (ANFAVEA), pusieron el grito en el cielo.
El problema de este accionar, en cuanto a Brasil, es que se retrasa la generación de empleo y esto frena el desarrollo de una red de proveedores nacionales, como para dar un ejemplo en Bahía, la planta que BYD adquirió en 2023 todavía no se encuentra funcionando, si bien se esperaba que se de este año, la empresa anunció que funcionará a partir de 2026.
En declaraciones con Reuters, Aroaldo da Silva, presidente de IndustriALL Brasil, afirmó que “aunque la fábrica esté aquí, ¿Qué valor aporta si los componentes, el desarrollo y la tecnología viene del extranjero?”.
El gobierno mexicano debe tomar nota de esta situación
Si bien todo sucede en el marco de lo legal, la invasión comercial de China, impacta negativamente en la industria automotriz de Brasil porque los vehículos importados a bajo costo, la producción nacional pierde competitividad, las inversiones se postergan y los empleos corren riesgo.
Esto que mencionamos podría afectar el empleo local, por eso el gobierno mexicano debe tomar nota al respecto y poder balancear las ventajas del libre comercio con políticas que aseguren transferencia tecnológica y de protección en la industria doméstica porque podría afectar como lo hace en Brasil.
Es por ese motivo que se indica que los coches chinos, pueden destruir la industria nacional del país, en el caso de Brasil, no hizo como otras naciones que impusieron restricciones, ya que permitió el ingreso indiscriminado de estos productos sin exigir compromisos de producción local.