El futuro de la industria automotriz en Norteamérica pende de un hilo, y no lo decimos nosotros, lo afirma Japón. La preocupación constante por la inflación y los altos precios podría volverse insostenible si se rompe el tratado comercial. Este es el peor escenario para México, porque no solo pagarías más por un auto, sino que se dañaría toda la forma en que funcionan los negocios y la industria en la región, pero ¿Qué hay detrás de este problema? Aquí te contamos todos los detalles para que entiendas qué está pasando.
El peor escenario en México
Sabemos que lo que pasa en un país, termina afectando a muchos más y esta vez no será la excepción, pues todo este tema se trata de la conexión de negocios que existe entre México, Estados Unidos y Canadá. El problema es que el acuerdo que los une, el T-MEC, se va a revisar en 2026. Las marcas más famosas de Japón como Toyota, Honda y Nissan, que tienen fábricas por toda Norteamérica, están muy preocupadas.
Ellas están pidiendo que no se cambien las reglas del acuerdo, porque invirtieron muchísimo dinero para que sus fábricas funcionen en conjunto en los tres países. Si se rompe esa conexión, el negocio que tardó décadas en construirse se viene abajo. Estas empresas dicen que si el T-MEC se modifica, se perderá la capacidad de competir en el mercado mundial y se pondría en riesgo la estabilidad económica.
La industria automotriz en peligro
El miedo principal, que nos afecta directamente a todos es que si se cambian las reglas del T-MEC y se imponen impuestos a los autos que cruzan las fronteras de Norteamérica, el precio promedio de un carro nuevo subiría demasiado. Esto significaría que millones de familias en México y Estados Unidos no podrían pagar esos nuevos vehículos, lo que provocaría una crisis económica en el sector, justo ahora que hay grandes planes para el país.
Japón no es un actor menor, es un pilar fundamental en la fabricación de autos en la región. Su presencia es profunda, con una inversión total de más de 87 mil millones de dólares en el bloque a red japonesa de producción es como un sistema circulatorio vital en Norteamérica. Tienen 25 plantas solo en Estados Unidos, 12 en México y 5 en Canadá, donde fabrican desde vehículos completos hasta piezas clave como motores, transmisiones y baterías.
El T-MEC es vital porque mantiene esta zona libre de impuestos. Gracias a esto, las operaciones en México y Canadá ayudan a reducir los costos de producción, lo que permite que las automotrices sigan invirtiendo en Estados Unidos y, lo más importante, que los precios de los autos se mantengan lo más bajos posible para todos nosotros.
A pesar de la exigencia de las automotrices japonesas de mantener el acuerdo, la mesa de diálogo tiene un punto de tensión: El sindicato automotriz de Estados Unidos (UAW) tiene una postura radical. Ellos no están de acuerdo con el papel de México y lo acusan no cumplir con ciertas obligaciones laborales del T-MEC y de mantener salarios muy bajos por más de dos décadas.
La lucha por el arancel cero
Pero la preocupación no se limita al sector automotriz. La inminente revisión del T-MEC también encendió las alertas en el sector calzado de México. Esta industria, que vende muchísimos zapatos a Estados Unidos, tiene una meta clara: que en la revisión del T-MEC no se toque el beneficio de «arancel cero»,es decir, que los zapatos sigan entrando a Estados Unidos sin pagar impuestos.
Juan Carlos Cashat Usabiaga, de la Cámara de la Industria del Calzado de Guanajuato (CICEG), lo dijo muy claro: seguir con ese impuesto cero es vital para que el calzado mexicano pueda competir contra las fábricas gigantes de Asia. México se ha beneficiado mucho de tener ese acceso preferencial a Estados Unidos.
De hecho, el calzado mexicano está en una posición estratégica porque, gracias a que Estados Unidos subió los impuestos a otros países, nuestros zapatos entran con 0% de impuesto, una gran ventaja que están luchando por mantener. Básicamente cualquier cambio en las reglas les podría costar muy caro, por lo que una situación como esta no se puede pasar por alto.
Sin duda, la revisión del T-MEC en 2026 no es un trámite cualquiera, es un momento decisivo para la estabilidad económica de toda Norteamérica. Las grandes automotrices japonesas insisten en que mantener el tratado como está es la única forma de proteger las enormes inversiones que han hecho y de que la región siga siendo un centro clave para fabricar autos a nivel mundial. Si el T-MEC se debilita, no solo veremos un golpe directo en nuestros bolsillos con el aumento del precio de los carros, sino que la red de suministro se dañará, abriendo la puerta a la inestabilidad, justo ahora que la CFE acabará con los apagones.