Si bien el país balcánico se encuentra atravesando una considerable crisis social y política, la presidenta de la Comisión Europea salió a felicitar y dar la bienvenida al que será el país número 21 en adoptar la moneda común europea como herramienta principal para las transacciones económicas. Hay un fuerte rechazo por parte de la sociedad civil a la iniciativa.
Euros para Bulgaria
En poco más de unas horas, Bulgaria se enfrentará a un gran desafío en materia logística, ya que el lev, moneda nacional del país balcánico desde 1881, será oficialmente reemplazado por el euro a partir del 1 de enero de 2026 y se convertirá en el miembro 21 de la eurozona.
Si bien ya formaba parte de la Unión Europea desde 2007, recién casi 20 años después, las autoridades de Sofía están en condiciones de avanzar con el último paso para la integración total: la implementación dentro de su territorio nacional de la moneda del mercado común europeo para su uso cotidiano. Los bancos búlgaros recibirán los lev de parte de la sociedad civil y los cambiarán por euros al tipo de cambio oficial (un euro por 1,95 levas) hasta el 30 de junio.
A través de sus redes sociales, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebró la implementación de una iniciativa que requirió de años de trabajo y sacrificio por parte de la población búlgara a través de una publicación en su cuenta oficial de la red social X. En el texto, la dirigente europea explicó que «esto significa mayor facilidad de pagos, viajes más cómodos y muchas oportunidades para las empresas búlgaras», acompañado por un video en el que enseñó varios eventos clave de la cultura, el deporte y la historia de Bulgaria.
Un presente turbulento en Sofía
Si bien la adhesión al bloque económico del viejo continente fue celebrada por las autoridades búlgaras, es importante señalar que el país balcánico se encuentra atravesando una profunda crisis social y política. Entre 2021 y 2024 celebraron siete elecciones ejecutivas generales y ya están preparándose para afrontar la octava en menos de cinco años, mientras que la inflación acumulada desde el año 2020 ya superó los 40 puntos porcentuales.
A nivel local, la moneda de uso corriente en Europa está íntimamente ligada con las últimas subidas de precios, lo que genera cierto escepticismo y recelo en la población civil a la hora de adoptarla como la moneda de curso legal. El sociólogo Dimitar Ganev explicó a la agencia EFE que «cuando Bulgaria estaba a punto de incorporarse a la Unión Europea en 2006, hubo en la sociedad un gran entusiasmo respecto a la integración, a la esperada mejora del nivel de vida, todo ello relacionado con el euro».
«Pero, desde 2009, las noticias acerca del euro fueron sobre todo negativas, primero por la crisis financiera en Grecia y luego por las dificultades de la eurozona en general», añadió el especialista.
Preocupación y rechazo de la sociedad civil
Según las estimaciones del gobierno búlgaro, poco más de la mitad de la población civil búlgara se ha expresado a favor del cambio de divisas. Si bien a principios de siglo había un apoyo más contundente, el ingreso de Croacia hace tres años y las considerables subas en los precios dentro de ese país, vinculadas desde los medios al ingreso del euro, han mermado considerablemente el apoyo de la moneda común europea.
El propio ministro de Finanzas de Bulgaria reconoció que, según sus encuestas, solo el 51% de la población está a favor de la adopción del euro, con un considerable apoyo dentro de la población juvenil, debido al temor a una escalada de precios a partir de la introducción de la nueva moneda y por el tipo de cambio fijado, que pone el valor de un euro a casi dos levs.
