Tras la posibilidad del avance del programa nuclear iraní, comenzó el fuego cruzado cuando Israel decidió atacar, porque había una chance de que Teherán esté a semanas de construir un armamento atómico.
Desde Washington y Tel Aviv se alarmaron ante la situación, pese a que el régimen sostiene que se trata de un uso pacifico de su tecnología, en este caso ambos sospechan que los verdaderos fines son militares.
De esta forma, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dejó en claro que no permitirá que Irán alcance la capacidad de fabricar armas nucleares, porque sostiene que la existencia de esto mismo ponía en riesgo la existencia del Estado de Israel si Teherán accede a bombas atómicas.
Programa de enriquecimiento de uranio: la amenaza bajo tierra de Fordow e Isfahan
Las instalaciones iraníes en Natanz, Fordow e Isfahan constituyen el núcleo del programa de enriquecimiento de uranio, en el caso de la primera se encuentra a 80 metros bajo tierra protegido por toneladas de concreto y blindaje, con 10 000 centrifugadoras para producir material fisible.
La otra planta llamada Fordow, se encuentra ubicada bajo una montaña lo que sería una antigua base militar y cuenta con al menos 3 000 centrifugadoras, pero en el caso de Isfahan se trata de una planta de conversión de «torta amarilla» y tiene conexiones estratégicas con tecnología china.
Para el régimen de Irán estas tres instalaciones significan un búnker científico-militar que Israel intentó atacar en varias oportunidades con resultados limitados, si bien la parte de Natanz sufrió daños parciales, el programa sigue operando y adquiriendo uranio.
¿Puede Israel perpetuar el ataque a Irán en solitario?
La estrategia de Israel está ligada a que sin el apoyo de Estados Unidos, Netanyahu no tiene la capacidad técnica para destruir el programa nuclear de Irán, ahora las bombas utilizadas para esta misión son como las GBU-57 de 13,6 toneladas, y el uso de bombarderos B-2 con capacidad furtiva denominadas anti-búnker.
Este tipo de armamento solo lo tiene el Pentágono, y por eso Israel marca la diferencia ya que no lo tendría si no fuese por ellos a nivel tecnológico, la inteligencia en tiempo real que aporta Washington también fue importante para interceptar misiles iraníes en nuevos ataques.
Asimismo, las comunicaciones entre Netanyahu con Donald Trump, agradecieron no solo el respaldo diplomático, sino también el operativo. El gobierno israelí, solicitando la colaboración militar de EE.UU, para eliminar las instalaciones subterráneas de Irán.
El poder y la parte diplomática de Estados Unidos se ponen duros contra Irán
Pese a que Trump mantiene un discurso muy duro contra Irán, mostró que hay una posibilidad de querer reabrir canales diplomáticos ya que desde abril, se realizaron cinco rondas de negociaciones entre Washington y Teherán, allí se planteó el desarme nuclear como condición para levantar sanciones.
El avance de Irán en materia nuclear y los recientes ataques israelíes pusieron en peligro la vía diplomática, el mandatario confirmó haber dado un ultimátum de 60 días a Irán para llegar a un acuerdo, pero la fecha ya venció y la sexta ronda en Omán pende de un hilo, ya que Irán responde con contundencia y un funcionario de alto rango lanzó varias advertencias que involucran tanto a Israel como a Estados Unidos.
Por eso es que Trump reconoció que la situación es difícil pero que cree que es “posible un acuerdo”, pero la presión de Netanyahu y los ataques cruzados aleja esta posibilidad porque exige que el Pentágono para detener a los ayatolás antes de que puedan ensamblar una bomba atómica pero aumenta la posibilidad de un conflicto regional mucho mayor, por tanto, siguen tanto en lo militar como en lo político.
