El nuevo papa elegido, Robert Prevost con el nombre de León XIV, inicia su pontificado con la idea de sostener el impulso reformista de Francisco sin desatar una ruptura en la Iglesia católica ya que en su primera consigna marcó como no hay tiempo para retrocesos, y que la iglesia debe mirar hacia adelante.
De todas maneras, la elección de Prevost, un cardenal estadounidense con una sólida trayectoria pastoral en América Latina, fue una jugada estratégica del Colegio Cardenalicio. En un contexto de divisiones internas, tensiones geopolíticas y exigencias sociales, se buscó articular cambios sin desbordes.
Pese a algunas informaciones, León XIV no representa una ruptura pero tampoco quiere decir que se trate de una continuidad lineal con el papa argentino. En el marco del primer mensaje al mundo como papa, este no eludió los conflictos: habló de paz, pero no solo de manera espiritual, sino como un objetivo concreto frente a las grietas internas.
Reconstruir la comunión para finalizar con la polarización de la Iglesia
De un lado se encuentran los sectores conservadores que se resistieron a las reformas sinodales de Francisco, y por otro, hay una mayoría que apuesta por una Iglesia más participativa. León XIV debe encontrar el delicado equilibrio entre preservar la tradición y permitir una apertura que no fragmente la autoridad doctrinal.
El modelo sinodal remarca un tipo de liderazgo más horizontal, donde obispos, sacerdotes y laicos tienen voz. Sin embargo, eso despertó cierto recelos en algunos sectores que lo ven como una amenaza al orden jerárquico, remarcando que el problema no es sólo ideológico.
Cabe mencionar que Prevost ya demostró habilidades de mediador debido a su experiencia vinculada a su misión en América Latina, donde ejerció como superior general, lo posiciona como una figura puente. Pero ahora buscará armonizar posturas que no coinciden a nivel global, sin que el diálogo derive en parálisis institucional.
El Vaticano arrastra una crisis económica estructural: finanzas sagradas y números rojos
Si bien Francisco mantuvo unos esfuerzos por transparentar las finanzas del Vaticano, los informes indican déficits ya que solo en 2024 se estimó un rojo de 94 millones de dólares, y el fondo de pensiones podría superar los 600 millones de euros en pasivos.
Pese a la modificación y creación de una comisión para incentivar donaciones no es suficiente, ya que el sistema financiero del Vaticano requiere una reforma profunda y, posiblemente, un nuevo modelo de sostenibilidad. Sin embargo, el perfil estadounidense de Prevost puede aportar por su capacidad para captar fondos y racionalizar gastos.
En este momento, hay una percepción crítica sobre la opacidad de los bienes e inversiones, la Iglesia necesita renovar su imágen también en el terreno económico, pero León XIV deberá demostrar que el compromiso con los pobres también se refleja en una gestión austera y eficiente.
La deuda que afrontará Robert Prevost: abusos, justicia y el rol de la mujer
Pese a los protocolos, normas y comisiones, el escándalo de abusos sexuales continúa minando la credibilidad de la Iglesia, porque las víctimas siguen denunciando inacción y demoras y Prevost no puede ignorar este reclamo ya que el tiempo eclesial, dicen, no coincide con el de la justicia.
Asimismo, el pontífice deberá aplicar con rigor las normas existentes siendo una exigencia no solo legal, sino moral. Sin embargo no todo queda en tribunales, sino que hay que formar otros sacerdotes con otra sensibilidad, promover entornos seguros y acompañar con empatía a quienes sufrieron el horror en silencio.
El acceso a puestos de poder por parte de las mujeres en la Iglesia sigue sin resolverse, la designación de Simona Brambilla mostró avances, pero desató las críticas en la Curia, pero el nuevo Papa advirtió que no es la solución “clericalizar a las mujeres”, ya que no basta con replicar esquemas seculares dentro de la estructura eclesial.