En la mañana de hoy, Dick Cheney, el conservador energético que se convirtió en uno de los vicepresidentes más poderosos y polarizadores de la historia del país estadounidense y un defensor destacado de la invasión de Irak, ha fallecido a sus 84 años de edad. Cheney murió el pasado lunes por la noche por complicaciones de una neumonía y una enfermedad cardiaca y vascular, según el comunicado que dio su familia.
Cabe mencionar que Cheney fue considerado uno de los arquitectos de la llamada guerra contra el terrorismo y fue clave en la guerra entre los Estados Unidos contra Irak; desempeñó un papel central en la formulación de políticas; en donde se redefinió la estrategia militar y diplomática del país tras los atentados del 11 de septiembre. Su influencia se extendió a decisiones con la autorización de técnicas de interrogatorio controvertidas.
Cheney, el estratega que sirvió a dos generaciones
El discreto, pero enérgico Cheney sirvió a los presidentes padre e hijo dirigiendo las fuerzas armadas como jefe de defensa durante la guerra del Golfo Pérsico bajo el mandato del presidente George H.W. Bush, antes de regresar a la vida pública como vicepresidente bajo el mandato del hijo de Bush, George W. Bush. Por ende, en ese segundo capítulo de su vida, Cheney se convirtió en una figura de enorme influencia dentro de la Casa Blanca.
Por lo tanto, en la práctica fue el principal responsable de las operaciones durante la presidencia de Bush hijo, tuvo una influencia decisiva, a menudo en la implementación de las decisiones más importantes para el presidente y algunas de sumo interés personal, todo ello mientras padecía de una enfermedad cardiaca y, tras finalizar su servicio a la nación, decidió someterse a una complicada operación de trasplante de corazón.
No obstante, Cheney defendió sistemáticamente las extraordinarias medidas de vigilancia, detención e interrogatorio empleadas en respuesta a los atentados terroristas del 11 de septiembre del año 2011, por lo cual consideraba que dichas acciones eran necesarias para proteger a Estados Unidos de futuras amenazas, incluso cuando generaban fuertes críticas.
Cheney, el principal adversario de la administración Trump
Años después de dejar el cargo, se convirtió en blanco del presidente Donald Trump, especialmente después de que su hija Liz Cheney se convirtiera en la principal crítica republicana y analista de los desesperados intentos de Trump por mantenerse en el poder tras su derrota electoral y sus acciones en los disturbios del pasado 6 de enero del año 2021 en el Capitolio.
Sin embargo, en un giro que los demócratas de su época jamás habrían imaginado, Dick Cheney declaró el año pasado que votaría por su candidata Kamala Harris a la presidencia contra Trump; por ende, la afirmación sorprendió tanto a aliados como a detractores y reflejó el profundo quiebre entre el viejo establishment republicano y el movimiento trumpista.
Cabe mencionar que su vicepresidencia estuvo marcada por la era del terrorismo; situación que llevó a Cheney a revelar que años antes habría pedido desactivar la función inalámbrica de su desfibrilador por el temor a que los terroristas provoquen a distancia una descarga eléctrica fatal en su cuerpo. Eventualmente, el político estadounidense recibió críticas por su nivel de paranoia y medidas de precaución.
El legado temprano de Cheney
En el año 1989, Cheney se convirtió en el secretario de defensa bajo la presidencia de Bush padre y dirigió el Pentágono durante la guerra del Golfo Pérsico de 1990-1991 que expulsó a las tropas iraquíes de Kuwait; no obstante, entre las administraciones de Bush, Cheney dirigió Halliburton Corp, una importante empresa de ingeniería.
Durante su gestión, la compañía expandió significativamente sus operaciones internacionales y obtuvo contratos millonarios vinculados a la reconstrucción y logística en zonas de conflicto; sin embargo, esa etapa empresarial alimentó años después las críticas sobre posibles conflictos de interés cuando Cheney asumió la vicepresidencia.
