Durante su intervención en el Shangri-La Dialogue de Singapur, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, afirmó que China estaría organizándose para recurrir a la fuerza militar con el objetivo de rediseñar el equilibrio de poder en el Indo-Pacífico.
El funcionario estadounidense describió el comportamiento de China como una amenaza, cuya inmediatez no puede ser descartada, también señaló algunas maniobras cada vez más agresivas por parte del régimen chino, en particular en zonas disputadas como el mar de China Meridional.
En el caso de Beijing, desarrolló la infraestructura militar sobre islas reclamadas por otras naciones como Filipinas, lo que incrementó los conflictos en la región. Al tener este discurso, se despierta una creciente preocupación de Washington por la expansión militar de China, y por el potencial impacto que esto tendría no solo sobre Taiwán, sino sobre la estabilidad de toda Asia-Pacífico.
Los preparativos militares que despiertan la mirada de Estados Unidos
Según el Departamento de Defensa de EE.UU, el régimen chino está aumentando muy rápido sus capacidades bélicas. En ese sentido, las fuerzas armadas del país asiático entrenan a diario y ensayan operaciones que podrían interpretarse como pasos preparatorios para una eventual invasión de Taiwán, una isla con gobierno autónomo que Beijing considera rebelde.
Dentro de su intervención, Hegseth no solo denunció la militarización del mar de China Meridional, sino también la voluntad de dominio regional que, según él, impulsa al Partido Comunista Chino, pero desde Washington se percibe que China no busca solo influencia política o económica, sino un control estratégico directo sobre Asia.
Para contrarrestar esta amenaza, EE.UU reforzó la cooperación con sus aliados tradicionales, como Japón y Filipinas, también amplió el diálogo militar con India, creando una estrategia para equilibrar la presión China y mantener la libertad de navegación y soberanía en la región.
Estados Unidos y un mensaje muy claro por parte de Hegseth
El mensaje de Hegseth a sus socios asiáticos fue claro: es necesario aumentar el gasto en defensa, ya que Estados Unidos considera que el Indo-Pacífico es ahora su prioridad estratégica número uno, y que la disuasión frente a China requiere una inversión sostenida y conjunta.
Asimismo, el secretario elogió el ejemplo europeo, sobre todo el de Alemania, que decidió llevar su presupuesto militar al 5% del PIB, pero afirmó que si Europa pudo reaccionar ante la amenaza rusa en Ucrania, Asia también puede responder ante la ofensiva china.
“La disuasión no es barata”, subrayó, haciendo referencia a la necesidad de inversiones urgentes para evitar un conflicto de mayores proporciones. También, la representante de la diplomacia europea, Kaja Kallas, respaldó esta visión, calificando de “amor duro” las presiones estadounidenses para aumentar los presupuestos de defensa para preservar la estabilidad global ante amenazas convergentes como las de Rusia y China.
La disputa entre China y EE.UU continúa presente en parte económica
El presidente norteamericano, Donald Trump, denunció en su momento que Beijing violó los términos de un acuerdo comercial alcanzado semanas atrás. Según sus palabras, el pacto buscaba aliviar la guerra arancelaria, pero fue ignorado por las autoridades chinas.
En su momento, Trump recordó que su política de aranceles altísimos dejó a China en una posición económica muy vulnerable, con cierres masivos de fábricas y descontento civil. A pesar del acuerdo temporal que redujo los aranceles mutuos, la desconfianza entre ambas naciones persiste.
Por su parte, Washington ahora considera implementar nuevas medidas restrictivas, en especial en sectores estratégicos como la tecnología. De todas formas, las medidas contra estudiantes chinos con supuestos vínculos con el Partido Comunista, que podrían afectar a miles de jóvenes en universidades norteamericanas, son una muestra más de este enfrentamiento diplomático.