En medio de una creciente tensión militar en el Caribe, Estados Unidos advirtió que responderá con firmeza ante cualquier maniobra venezolana que ponga en riesgo a sus fuerzas desplegadas en la región, esto se hace tras un incidente aéreo que involucró a cazas venezolanos y un buque estadounidense, generando un nuevo despliegue de poder militar en territorio caribeño.
Un incidente que encendió las alarmas para Estados Unidos
El hecho que originó la confrontación ocurrió cuando aviones F-16 de la Fuerza Aérea venezolana sobrevolaron el destructor USS Jason Dunham, que se encontraba en aguas internacionales del Caribe, por eso la Casa Blanca interpretó la maniobra como una provocación directa y el Pentágono emitió de inmediato una advertencia formal.
La operación se enmarca en la misión antidrogas que Estados Unidos mantiene desde hace semanas en la zona, considerada por la Casa Blanca como uno de los despliegues más grandes en décadas (la acusación de Trump contra Venezuela). Pese a esto, la administración de Donald Trump sostiene que el narcotráfico procedente de Venezuela representa una amenaza grave para la seguridad de Norteamérica.
Según sus cálculos, miles de millones de dólares en estupefacientes cruzan anualmente hacia territorio estadounidense desde Sudamérica. En este contexto, el episodio con los cazas venezolanos fue visto como un punto de quiebre en la política de contención militar que el gobierno estadounidense impulsa en la región, fue entonces cuando Trump lanzó una advertencia categórica: “Si nos ponen en una posición peligrosa, serán derribados”.
Trump endurece el discurso en medio del operativo antidrogas
Tras el incidente, se ordenó el traslado inmediato de diez cazas F-35 a Puerto Rico, con el objetivo de reforzar la capacidad de reacción en caso de nuevas maniobras aéreas de Caracas. Este movimiento se suma a la presencia naval desplegada semanas atrás, que incluye buques de guerra y aeronaves de patrullaje en la región.
El propio Trump defendió la política de “mano dura” frente al narcotráfico y la inmigración irregular. En sus declaraciones vinculó el aumento de la criminalidad en Estados Unidos con la entrada de drogas y de migrantes con antecedentes delictivos desde Venezuela. “No queremos que otros países vacíen sus cárceles y descarguen sus prisioneros en este país”, señaló, acusando al gobierno de Nicolás Maduro de permitir el accionar de bandas criminales como el Tren de Aragua.
Asimismo, el presidente estadounidense aprovechó la ocasión para anunciar el regreso del histórico nombre de Departamento de Guerra, en reemplazo del actual Departamento de Defensa pero argumentó que la denominación refleja mejor la misión del Ejército en un contexto internacional de crecientes amenazas.
Respuesta de Maduro y el escenario regional con Trump
La decisión, firmada por orden ejecutiva, fue presentada junto al secretario Pete Hegseth y al general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto pero desde Caracas, Nicolás Maduro calificó las advertencias de Washington como un acto hostil y aseguró que Venezuela está preparada para una eventual escalada.
En un discurso transmitido por la televisión estatal afirmó que el país atraviesa una “fase de alistamiento y preparación” frente a una posible agresión externa. “Pasaríamos a una etapa de lucha armada, en defensa de la soberanía y de nuestro pueblo”, advirtió el mandatario venezolano ante un acto de milicias ciudadanas.
El líder chavista sostuvo que, aunque su gobierno mantiene una postura pacífica, no permitirá que fuerzas extranjeras interfieran en el territorio nacional, también según Maduro (esto hizo Estados Unidos con las organizaciones terroristas), la operación estadounidense en el Caribe tiene como verdadero objetivo debilitar a su administración y no únicamente combatir el narcotráfico, como sostiene la Casa Blanca, siendo que el cruce de declaraciones refleja la complejidad del panorama regional.