Diane Keaton, una de las figuras más entrañables y reconocidas de Hollywood, falleció este sábado a los 79 años en California, según informó un portavoz familiar a la revista People. Sin dudas, la triste noticia tomó por sorpresa a la industria cinematográfica y a sus seguidores en todo el mundo, quienes destacaron su carisma, versatilidad y contribución al cine durante más de cinco décadas.
De los Ángeles a la cima de Hollywood
Nacida el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles, Diane Hall adoptó el apellido de soltera de su madre, Keaton, para iniciar su carrera artística, en donde su primera oportunidad llegó en Broadway con la obra Hair 1968, y al año siguiente fue seleccionada por Woody Allen para la comedia Play It Again, Sam (1969), marcando el inicio de una larga colaboración personal y profesional.
En 1972, Francis Ford Coppola le ofreció el papel de Kay Adams en ‘El Padrino’, película que la posicionó como una actriz versátil capaz de abordar personajes complejos, siendo que su participación continuó en la segunda parte de ‘El Padrino’ y la tercera parte de la misma filmación; quedando en la historia del cine estadounidense; un poco ligado a lo artístico, pero relacionadoal ambiente de la moda, este año partió Giorgio Armani quien supo vestir a famosos.
Durante los años setenta, Keaton brilló otra vez junto a Woody Allen en Sleeper (1973), Love and Death (1975) y Annie Hall (1977) tal es así que su interpretación en esta última le valió el Premio Óscar a la Mejor Actriz y convirtió su estilo personal, chalecos, sombreros y pantalones anchos, en un referente cultural que trascendió la pantalla.
Su trayectoria y el legado cinematográfico que queda
A lo largo de su trayectoria, la estadounidense demostró un talento tanto en la comedia como en el drama, hasta llegó a combinar estos estilos, destacando en títulos como Looking for Mr. Goodbar (1977), Reds (1981), Alguien tiene que ceder (2003) y Marvin’s Room (1996). La artista, demostró su gran capacidad para interpretar personajes complejos, lo que la convirtió en un referente para generaciones de actores y cineastas.
Además de su labor frente a las cámaras, Keaton exploró la dirección, la fotografía y la escritura; también dirigió películas como Unstrung Heroes (1995) y Hanging Up (2000), y publicó tres libros de memorias: The Again (2011), Let’s Just Say It Wasn’t Pretty (2015) y Brother and Sister (2020).
Cabe mencionar que la activista fue una artista muy exitosa, ya que también recibió reconocimientos como el Premio a la Trayectoria del American Film Institute en 2017, entregado por su amigo Woody Allen, pero en lugar de un discurso, interpretó la canción Seems Like Old Times, recordando su emblemático papel en Annie Hall.
En su vida personal, mantuvo su compromiso social
Aunque tuvo romances con figuras como Woody Allen, Al Pacino y Warren Beatty, Diane nunca se casó pero eso no le impidió formar su familia ya que decidió ser madre soltera y adoptó a sus hijos Dexter (1996) y Duke (2001); tal es así que en entrevistas afirmó que la maternidad fue un proyecto meditado y no un impulso repentino.
En cuanto a la vida fuera del cine, Keaton se destacó por su activismo en el bienestar animal; en 2017 colaboró con el Helen Woodward Animal Center en California, promoviendo la adopción y la concientización, lo que permitió que más de 313 000 animales fueran adoptados en un solo año mediante la iniciativa Home 4 the Holidays.
Por todo lo mencionado, la actriz Keaton deja un legado artístico importante que seguirá inspirando a futuras generaciones; esto quiere decir que será recordada no solo por su capacidad de transformar cada papel en un símbolo cultural, sino también por su trayectoria, que abarcó cinco décadas, un punto en común con el argentino Miguel Ángel Russo, quien también supo dejar su legado en el fútbol, continuando con lo anterior la actriz dejó marca en la cultura global, dejando un gran legado en cada uno de los aspectos que llevó adelante.