Con la inminente cumbre que se celebrará en La Haya a finales de este mes, y un nuevo general estadounidense a cargo, los aliados del Atlántico Nortes acordaron aumentar el gasto militar e invertir en nuevas herramientas diseñadas para disuadir la amenaza de un ataque.
Más gastos en defensa
Hubo un acuerdo entre los ministros de Defensa de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en relación al aumento significativo de los objetivos de capacidad de defensa de cada país, acordando que cada nación destine el 5% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la inversión en Defensa.
Por lo tanto, los países firmantes de la alianza estratégica, destinarán el 3,5% del PIB a «gastos básicos«, que incluyen el armamento pesados, los carros de combate y la defensa antiaérea. El 1,5% restante se destinará a ámbitos relacionados con la defensa y la seguridad, tales como infraestructura, vigilancia y cibernética. No obstante, aún no se alcanzó un acuerdo en relación a listado completo.
«Estos objetivos describen exactamente en qué capacidades deben invertir los Aliados en los próximos años«, declaró en conferencia de prensa el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Esto Significa una victoria de la diplomacia estadounidense, que lleva presionando a sus aliados dentro de la OTAN para que incrementen significativamente las partidas presupuestarias para Defensa, y esperan ver «progresos creíbles» de inmediato, en palabras del embajador estadounidense ante la OTAN, Mathew Whitaker.
«Las amenazas a las que se enfrenta la OTAN son cada vez mayores y nuestros adversarios desde luego no están esperando a que nos rearmemos o a que estemos preparados para dar el primer paso», dijo. «Preferiríamos que nuestros aliados se movieran urgentemente al llegar al 5%«, explicó el embajador de la Casa Blanca.
Washington quiere más participación europea
En declaraciones posteriores, el embajador Whitaker reconoció que Estados Unidos «cuenta con Europa» para que lidere y garantice las provisiones a Ucrania de los «recursos necesarios para alcanzar una paz duradera» en el viejo continente.
Siguiendo este lineamiento, Mark Rutte aprovechó para reiterar las recientes advertencias sobre la posibilidad de un ataque de la Federación Rusa, sobre territorio de un miembro firmante del tratado, en algún momento entre los próximos dos años.
«Si no actuamos ahora, en los próximos tres años, estaremos bien, pero tenemos que empezar ahora, porque de lo contrario, de aquí a tres, cuatro o cinco años, estaremos realmente amenazados«, explicó Rutte, añadiendo: «Lo digo en serio. Habría que aprender ruso, o irse a Nueva Zelanda».
España, entre los opositores
La solicitud por parte de Estados Unidos, de que todos los miembros de la OTAN inviertan el 5% de su PIB en gastos militares, fue bien recibida en general por el resto de los miembros del Tratado, aunque también tuvo sus detractores.
Si bien países como Alemania, Francia, Polonia y los países bálticos, mostraron su apoyo a la propuesta realizada por Estados Unidos, considerando que una mayor inversión en defensa es esencial para asegurar la seguridad colectiva y disminuir la dependencia de la administración de Washington, no hay un consenso total al interior de la OTAN
Entre los países opositores se encuentra España quien, a través de sus representantes, rechazó la propuesta proveniente de la Casa Blanca, defendiendo su compromiso actual con el organismo y abriendo el debate sobre la equidad y las responsabilidades compartidas al interior de la alianza estratégica.
La ministra de Defensa española, Margarita Robles, fue muy crítica del acuerdo propuesto por su par estadounidense. Robles aseguró que el debate no debe centrarse en porcentajes, sin en cumplir con las capacidades y objetivos actuales, asegurando que España cumplirá con su compromiso de invertir el 2% de su PIB.
La militarización y «carreras armamentísticas» que parecen estar viviendo las naciones europeas, terminará irremediablemente (como en ocasiones anteriores) en un conflicto militar que podría no tener precedentes en su tamaño y destrucción.
Sería ingenuo pensar, sin embargo, que es posible desarrollar un sistema de relaciones universales entre estados sin la necesidad de ejércitos o sistemas de defensa.
